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“La enfermera del desierto” de Jorge Molinero, una novela imprescindible para recuperar la memoria del Sahara Español


Se produce una curiosa emoción cuando lees un libro y conoces personalmente a alguno de los personajes. Esa sensación he podido experimentarla con la nueva novela de Jorge Molinero, “La enfermera del desierto. Vida y recuerdos de Horria que significa Libertad”. Cuando aparecía una descripción del periodista Pablo Dalmases, o se nombraba a Hameiduha Ahmed Zein o leía un diálogo de Gurutze/Fatimetu pensaba que he tenido la suerte de conocerles y hablar con ellos en diferentes ocasiones. Es la magia de la creación.
“La enfermera del desierto” es la segunda incursión literaria de Jorge Molinero con el Sahara Occidental como escenario y con protagonistas de la revolución saharaui como personajes. En su anterior y primera novela, “Toda la muerte para dormir”, publicada por Carena a principios de 2018, Jorge acometió la difícil tarea de contar en primera persona la vida del líder de la revolución saharaui, Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario. Jorge fue muy valiente al elegir el tema, poniéndose en la piel de alguien tan carismático para los saharauis como Luali. “La enfermera del desierto” nació de alguna manera gracias a aquella novela. En ella aparecía como personaje secundario la catalana Montse Aizcorbe, una de aquellas enfermeras que sufrieron la invasión y la guerra del Sahara y aliviaron a los saharauis durante el durísimo éxodo de 1976. Montse y Jorge se encontraron en una de las presentaciones del libro de Luali; él le propuso escribir una novela sobre su vida y, algo más de un año después, el libro ya está a la venta.
El autor explicaba en la presentación madrileña de “La enfermera del desierto” que se trata de una “novela ficcional basada en hechos reales, recuerdos y memorias de quienes los vivieron”. Jorge ha logrado reconstruir perfectamente el ambiente y los hechos sucedidos en aquellos días convulsos. Así lo reconocía en la presentación del libro en Madrid Jira Bulahi, Representante Saharaui para España, “Las que hemos vivido aquella realidad la vemos reflejada en la novela”. El objetivo del autor al escribirla es “poner de manifiesto la enorme injusticia cometida contra el pueblo saharaui”. Sobre su protagonista, Jorge afirma que “Montse fue valiente, vivió la guerra del Sahara y ha vinculado toda su vida al pueblo saharaui; ha sido muy generosa al contarme su vida y permitirme escribir sobre ella”.
La novela cuenta una historia de amor, la de Montse y Buel-la Ahmed Zein, enfermero que llegó a ser el primer Ministro de Sanidad de la recién constituida República Saharaui. Pero también relata una historia épica, la de todo un pueblo levantado contra el colonialismo español, y resistiendo posteriormente a la invasión de dos países vecinos, Marruecos y Mauritania. Jorge consigue un equilibrio perfecto para no pasarse ni en romanticismo ni en heroicidad, sin caer en ningún momento en el tan reprobable “orientalismo”. Montse Aizcorbe era una muchacha de clase media alta, que quería escapar de su vida en la gris Barcelona del “tardofranquismo”, una época muy bien retratada en el libro. Buel-la era un joven saharaui estudiante de enfermería, que había llegado a Canarias desde Villa Cisneros en el sur del Sahara Occidental, lugar de donde provenía su familia. La “maktuba” (la escrita) los unió para siempre.
El autor ha logrado narrar su historia con una prosa bella y cuidada, combinando con maestría al menos tres narradores. En la novela hay un narrador omnisciente que domina casi toda la extensión del libro; por otro lado, el propio Jorge se convierte en narrador en primera persona en el prólogo y el epílogo y hay un tercer narrador que aparece en los textos que acompañan a las fotos con las que finaliza cada capítulo, “lo que se narra en ellos son aspectos de aquella realidad con el fin de incomodar al lector”, comenta Jorge. “La enfermera del desierto” finaliza además con un “qué fue de” los personajes reales que aparecen en la novela.
Jorge juega con maestría con el tiempo y el espacio, combinando las vidas de los dos protagonistas que discurren en un principio paralelas y los lleva a converger finalmente en Canarias, donde se conocieron, y en el territorio saharaui, donde vivieron la guerra, siendo Montse incluso gravemente herida en el terrible bombardeo de Um Draiga. Jorge, que es también un hombre de ciencias y estudió una ingeniería, ha creado una interesante estructura para la novela, donde la vida es una línea recta y la muerte es una circunferencia. En el cruce de ambas, lo que él llama el “punto de tangencia”, es donde converge la historia, a la vez que lo hacen la realidad y la ficción.
La invasión del Sahara Occidental por parte de Marruecos hizo que los saharauis vivieran y vivan una serie de desgraciados acontecimientos que a la vez son muy literarios. Ocupación, guerra, refugio, detenciones, encarcelamiento, desapariciones, torturas, separación familiar, destierro… vicisitudes muy duras para ser vividas pero muy apetecibles desde un punto de vista literario. Un caso el del Sahara Occidental, como tantos otros, en el que los intereses y la política se llevan por delante la vida de personas inocentes. Pero además este caso es muy cercano a nosotros. Los saharauis fueron españoles desde 1958 hasta que la metrópoli los abandonara a su suerte en 1975 tras entregar ilegalmente el territorio a Marruecos y Mauritania. Una infamia que pesará sobre la historia de España mientras no se implique en la resolución y reparación de este conflicto.
La literatura “colonial” española es más bien escasa en comparación con países como Francia o Reino Unido. La presencia española en el Sahara dejó en su día varios libros relacionados con la geografía y la historia del territorio escritos casi todos por militares, pero no se escribió ficción, prueba de lo poco que se sabía en la España de entonces sobre aquel territorio africano. Y el caso es que hay espacio y lectores para esa literatura “colonial”, como demuestran los éxitos recientes de novelas como “El tiempo entre costuras” (2009) de María Dueñas, ambientada en el protectorado español en Marruecos o “Palmeras en la nieve” (2012) de Luz Gabás, cuyo escenario es Guinea Ecuatorial, colonia española que también se convirtió en provincia en 1958, como sucedió con el Sahara Occidental. A novelas que reflejan aquella época colonial sahariana como "El imperio desierto" de Ramón Mayrata o "Memoria rota" de Antònia Pons se suma“La enfermera del desierto”, un trabajo especialmente serio y riguroso.
La trascendencia en el tiempo de la figura de Buel-la Ahmed Zein ha estado siempre unida a la figura de Hurria, quien ya forma parte de la historia del pueblo saharaui. Así lo explicaba la Representante Saharaui para España, Jira Bulahi: “Queremos a Hurria desde la afectividad, es un referente para los saharauis. Siguió vinculada a nuestra realidad y también es un referente como madre, ya que vivió su maternidad en los campamentos”. En nuestra casa las figuras de Buel-la Ahmed Zein y su esposa Montse Aizcorbe siempre han sido reconocidas y nombradas a raíz de que mi compañero Bahia Awah investigara sobre aquella “resplandeciente” generación del 73 saharaui, los jóvenes fundadores del Frente Polisario, para su libro “El sueño de volver”. Bahia encontró en la revista estudiantil “Irifi” del Instituto General Alonso de El Aaiun una frase que refleja la dimensión del personaje: “Quiero ser médico para curarlo todo”, explicaba un Buel-la entonces estudiante de Bachillerato. Entre los hechos que investigaba Bahia para su libro descubrí la existencia de aquellas jóvenes que dejaron sus cómodas vidas para sumergirse en una guerra en el desierto, vivieron en un campo de refugiados y trabajaron durante varios años en unas condiciones durísimas. No fue una leyenda ni una ficción. Aquellas mujeres son reales, viven relativamente cerca y podemos hablar con ellas. Entonces mi mirada hacia ellas probablemente estaba impregnada de un cierto orientalismo. “Lo hice con todo el amor del mundo, la base de la cooperación es dar sin esperar nada a cambio”, explicaba Montse en la presentación de Madrid. Con el tiempo, pienso en la tremenda decisión que tomaron, Montse me contaba que era joven, estaba enamorada y quería apoyar a su compañero y a su gente con lo que sabía, sus estudios de enfermería. Pero ni la juventud ni el idealismo restan un ápice de mérito a lo que Montse/Hurria, Gurutze/Fatimetu, Anna Gaspar o Pilar/Benda, entre otras, hicieron por el pueblo saharaui, porque, en palabras de Montse “el pueblo saharaui se merece esto y mucho más”.
El libro está repleto de detalles entrañables, como la foto de portada en la que aparece una joven Montse vestida con melhfa, la fina túnica con la que se cubren las mujeres saharauis, con unos incipientes campamentos de refugiados al fondo. Montse nos contó la historia de aquella imagen. Tras recuperarse de su herida la trasladaron al campamento de Dajla, donde había una doctora belga a la que llamaban Yamila. Su marido fue a buscarla cuando enfermó y las fotos que les hizo antes de marcharse son las únicas que Montse conserva de aquella época. Una de ellas es esta foto de portada.
Recomiendo encarecidamente la lectura de “La enfermera del desierto” pero no solo para los solidarios con la causa saharaui. En especial animo a leer la novela a quienes no conozcan lo sucedido hace ya más de cuarenta años en lo que fue el Sahara Español. Es una novela bella, dura y necesaria, sobre un episodio sin resolver de esa memoria histórica de la que también forman parte los saharauis. No podemos permitir que se quede en el olvido.
Fotos: Sidi Talebbuia y Bahia Awah
Escucha el podcast literario "A qué huelen los libros" de Valeria Surcis, con nuestra reseña de "La enfermera del desierto" de Jorge Molinero

Presentación en Burgos de Las acacias del éxodo, relatos sobre la provincia 53


Siguiendo con las presentaciones de “Las acacias del éxodo”, mi libro de relatos sobre el Sahara Occidental, la que fuera provincia 53 española, el viernes 8 de noviembre recalamos en Burgos. Era este 8 de noviembre una fecha destacada por varios motivos. Se celebra el Día de las Librerías y se cumplían nueve años del brutal desmantelamiento a manos del ocupante marroquí del campamento saharaui de Gdeim Izik. Coincidiendo con otra efemérides, la caída del muro de Berlín, recordamos que en el Sahara Occidental todavía se levanta el muro marroquí de la vergüenza, sembrado de minas y que divide en dos el territorio saharaui. La presentación tuvo lugar en la librería Hijos de Santiago Rodríguez y contamos con la presencia de miembros de la comunidad saharaui en Burgos.
En la mesa estuve acompañada por Chema Gete, de la Asociación Burgalesa de Amigos del Pueblo Saharaui. Chema presentó “Las acacias del éxodo”, destacando mi tarea de difusión de la causa saharaui a través del medio que me es “más propicio", la literatura, “como autora o como antóloga" y casi siempre desde el punto de vista de la mujer. En palabras de Chema, con mis libros investigo sobre “la cultura, las costumbres, la identidad y la personalidad del pueblo saharaui” para acercar una realidad que de otra forma “sería imposible de conocer”. Chema señaló que mi obra dedicada al Sahara Occidental está comprometida con la defensa de los derechos humanos y directamente influida por mi relación con activistas saharauis. Recordó que varios relatos del libro están inspirados por la represión marroquí de Gdeim Izik y en la mujer saharaui, “que sigue siendo vanguardia de la lucha”; otros temas que aparecen en el libro son la cultura y la música saharaui y la esperanza, “que se mantiene intacta”, de volver a la tierra.
En mi intervención recordé que Gdeim Izik fue el detonante que me llevó a escribir los primeros relatos, una tarea que he ido realizando de manera discontinua a lo largo de varios años, hasta que hace dos veranos una conversación con Moina Chejatu, actual delegada saharaui en Cantabria me decidió a agrupar los relatos en un libro y a buscar editorial donde publicarlos. Destaqué durante la presentación que el libro está basado en historias reales y es un intento de lograr que los lectores conozcan lo que sucedió y empaticen con la causa saharaui con más facilidad que a través de un discurso político.
Chema eligió varios relatos de “Las acacias del éxodo” para que los comentáramos en la mesa. Es el caso de “Tengo Tengo Tengo”, protagonizado por un activista de territorios ocupados que había perdido el idioma español que estudió en el colegio cuando España estaba en el territorio; “De Güera a Villacisneros”, que recoge un poema de Julio Martín Alcántara, escrito en 1950 en alabanza a la belleza del territorio saharaui; y “Una oportunidad a la paz”, el relato que abre el libro, sobre la encrucijada en que se vieron envueltos aquellos jóvenes de la Generación del 73 saharaui, los conocidos como “yeye”, que tuvieron que tomar las armas contra el invasor marroquí.
Quiero  destacar que la librería Hijos de Santiago Rodríguez, que nos acogió tan amablemente, es una auténtica institución en la ciudad y la más  antigua de España. Fundada en 1850, todavía la dirige la misma familia. Estuvo acompañándonos durante toda la presentación Mercedes, dueña de la librería, a quien quiero agradecer desde aquí su amabilidad y disposición.
Gracias en especial a los miembros de la Asociación Burgalesa de Amigos del Pueblo Saharaui, a Carmen Valcárcel y David Fernández por la organización y a Chema Gete, que me acompañó en la mesa, como ya hizo hace seis años para la presentación de “La primavera saharaui”. Agradecemos a asociaciones como la de Burgos su convicción en la literatura como medio eficaz de difusión de la causa saharaui.



Presentación en Ciudad Real de ‘Las acacias del éxodo’ y celebración del Día de la Unidad Nacional Saharaui



Fuente: Laza Digital. 12 Octubre 2019
A. Ruiz /Ciudad Real
El Villaseñor acogió la celebración del Día de la Unidad Nacional Saharaui con las rimas del slammer Rafa Psico, la poesía de Bahía Awah y el rap de Yslem ‘Hijo del Desierto’
“Casi cien años juntos” España y el Sáhara Occidental y el 12 de octubre, además del Día de la Hispanidad, es el de la Unidad Nacional Saharaui que se celebró este sábado en el Museo López-Villaseñor con reivindicativos relatos, poesía y rap.
La escritora madrileña Conchi Moya presentó ‘Las acacias del éxodo’, libro de relatos con una primera parte sobre el pasado dedicada a “la colonización española, cómo se vivía allí y cómo lo vivían los españoles y saharauis”; una segunda sobre la actualidad, “una paz que en realidad es violenta porque no tienen su tierra y están pasando por una situación muy complicada especialmente en territorio ocupado donde se producen muchas violaciones de derechos humanos”; y un cuento final sobre el futuro que, aunque “no se sabe que pasará”, la autora quiere concebirlo como esperanzador de que “puedan alcanzar su objetivo” y los refugiados puedan volver a un Sáhara libre.
Todos los relatos reunidos en el libro, publicado por Sílex Ediciones, “tienen un poso real” y surgen a partir de historias verdaderas que le han contado, ha visto y algunas que ha vivido la autora, que comenzó a escribirlos con las movilizaciones desde “el campamento saharaui Gdeim Izik (Dignidad) en los territorios ocupados por Marruecos que fue el inicio en 2010 de las primaveras árabes”.
Algunos de los relatos están protagonizados por activistas saharauis y otros por personas anónimas de un pueblo en el que todos son “héroes”, no sólo los que han muerto por el conflicto, sino todos los que están resistiendo tanto la opresión en el Sáhara Occidental como las duras condiciones y carencias en los campamentos de refugiados, indicó Moya, que subrayó que ha tratado en todo momento de huir en sus relatos del exotismo y lo irreal, y resaltó su adhesión a una “causa justa”, la de un pueblo con una “rica, ancestral, nómada y matriarcal” cultura.
Sombra, remedios sanitarios naturales y diversos usos de su madera como para muebles proporcionan las acacias en un entorno como el desierto de escasa vegetación, apreció la escritora sobre el título de un libro que alude específicamente a un enclave en la parte de Argelia, “cercana a donde están ahora los campamentos de refugiados, donde los saharauis cuando huían durante la invasión marroquí hacían una especie de parada para organizarse y el Frente Polisario les daba las tiendas de campaña y comida para luego trasladarlos al campamento definitivo donde iban a vivir”.
Acompañada por Marino Masazucra, organizador del encuentro y autor de la ilustración que anunció el evento, Moya habló, entre otros temas en la puesta de largo del libro, de la ‘generación de oro’ de los años 70, algunos de los cuales eran pacifistas –les llamaban saharauis ye-yés- y tuvieron que “ir a la guerra porque les invadían”; se refirió a las dificultades que encuentran los refugiados para conseguir la documentación necesaria para viajar a otros países; e indicó cómo a través de la cultura, y en especial de la música, los saharauis han buscado trasladar mensajes de sensibilización sobre sus reivindicaciones.
El concejal de Cultura, Ignacio Sánchez, asistió al encuentro en el que el slammer ciudarrealeño Rafa Psico interpretó varias composiciones y el escritor saharaui Bahía Awah habló de la identidad y cultura afroárabe de los saharauis y recitó poemas suyos -como uno en el que recreó la primavera en el Sáhara- y de otros autores como Fernando Quiñones, además de un mensaje de Jorge Guillén de apoyo a “los desvalidos saharauis”. La cita culminó con la energía y versos del rapero y activista Yslem, Hijo del Desierto.

miciudadreal - 12 octubre, 2019 – 12:273 Comentarios
Luis Mario Sobrino Simal. -Esta mañana ha tenido lugar en el Museo “López Villaseñor” la presentación en Ciudad Real del libro de Conchi Moya, “Las acacias del éxodo”. Un pequeño viaje a través de la experiencia al mundo del Sáhara para exigir su más que anhelada liberación tras la descolonización inacabada de España.
En el acto, presentado por Marino Masazucra y coincidiendo con el Día de la Unidad Nacional Saharaui – 12 de Octubre –, la autora ha hablado tanto de su libro como de la problemática pasada, presente y sobre todo futura de la ex colonia española y sus problemas actuales así como del papel de las Naciones Unidas y el resto de la comunidad internacional, en este histórico proceso inacabado.
En el evento han participado el slamer ciudadrealeño Rafa Psico, el poeta Bahía Awah y el rapero saharaui, Yslem “hijo del desierto”.
Han asistido representantes de la Asociación “Madraza” así como Nacho Pascual, concejal de cultura de Ciudad Real y Abdelahe Bacada, Delegado saharaui adjunto en CLM, y Delegado en Ciudad Real.

Televisión local de Ciudad Real




'Las acacias del éxodo', de Conchi Moya un libro sobre la memoria y la esperanza de los saharauis


Conchi Moya escribe historias sobre personajes reales, célebres y anónimos
“Quiero que se conozca a los saharauis y denunciar la injusticia cometida con un pueblo digno y valiente”, asegura
*Fuente: RTVE. Por JESÚS JIMÉNEZ (@vinetabocadillo) 13.06.2019 
El pueblo saharaui lleva casi medio siglo pidiendo la autodeterminación, que se le deje vivir en paz en su tierra. Pero sus esperanzas de conseguirla parecen cada vez más lejanas por la ocupación marroquí y la indiferencia internacional. Ahora la escritora Conchi Moya (Madrid, 1971) da voz a personajes famosos y anónimos en una serie de relatos que ha escrito sobre el tema: Las acacias del éxodo (Sílex ediciones), y que nos permiten conocer mejor los sueños y esperanzas de los saharauis.
“Todos los relatos tienen en común que giran en torno a los saharauis –asegura Conchi-. He elegido el tiempo como forma de estructurarlos. Así hay tres partes: el ayer, donde recojo historias de la época en que España estaba todavía en el territorio y del momento del abandono y posterior invasión marroquí; el hoy, con relatos inspirados en el periodo actual de impasse, una situación de ni paz ni guerra muy peligrosa para los saharauis, y una tercera parte situada en el mañana, donde reflejo el anhelo de lo que espero que pronto suceda en el Sáhara a través de un relato relacionado con los músicos saharauis de todos los tiempos”.
“Las acacias del éxodo –continúa la escritora- es un libro de relatos sobre la memoria y la esperanza que ha sido definido como “no neutral”, que “no deja indiferente” o como “un puñetazo en la mandíbula de la política internacional española”. A nivel literario se ha destacado la dulzura con la que Las acacias del éxodo describe situaciones muy duras y la capacidad de extraer material literario y llegar al corazón del lector a partir de historias cotidianas y detalles en apariencia insignificantes".
“Con estos relatos –añade- pretendo que se conozca a los saharauis, que se sepa quiénes son los causantes de la situación tan terrible que están viviendo y denunciar la injusticia cometida con un pueblo digno y valiente que está defendiendo su derecho a existir como lo que son, saharauis”.
“Mi aspiración con el libro es en especial llegar a lectores que no saben nada sobre el pueblo saharaui, que estas historias les interesen y que, tras leerlos, se queden” –añade la autora-.
Viaje al centro de la noche - Viajamos para nada (1) - 25/05/19
     
                                         Viajamos para nada (1)
Un libro inspirado por la represión de 2010
La escritora madrileña nos cuenta cómo nació el libro: “Mi escritura de temática saharaui tiene mucho que ver con mi día a día, con el seguimiento a la actualidad diaria de lo que sucede en el Sahara Occidental, con lo que percibo en charlas con amigos saharauis, lo que recojo del contacto con activistas de derechos humanos, con refugiados saharauis en la diáspora, con mi familia. Las duras circunstancias que viven los saharauis han hecho que sean protagonistas de experiencias vitales que merecen ser contadas. De la intención de dar a conocer a través de la literatura esas historias que atesoran los saharauis nace Las acacias del éxodo.
“En 2010 –continúa- comencé a escribir algunos relatos inspirados en lo sucedido en el campamento saharaui de Gdeim Izik, un levantamiento pacífico de la población saharaui en territorio ocupado que fue brutalmente desmantelado por el ocupante marroquí. Aquellos días vertiginosos me impresionaron hondamente y necesitaba plasmar todo lo que se vivió entonces”.
“Hace un par de años –añade Conchi- decidí juntar varios de aquellos relatos y otros nuevos que habían ido surgiendo y a partir de ese momento sí pensé que podía haber un libro. Tuve la suerte de que le interesara a Ramiro Domínguez de Sílex Ediciones y gracias a ellos he podido verlo publicado en una editorial de gran solvencia y larga trayectoria”.
Basados en hechos y personajes reales
Aunque son relatos, todos están inspirados en personas y acontecimientos reales, como nos comenta Conchi: “Todos los relatos están basados de alguna forma en hechos y personajes reales. A partir de una historia, de una anécdota, de una conversación, de una vivencia personal o de un detalle que me conmueve, escribo el relato”.
“En otros casos –añade-, he buscado escribir sobre un hecho en el que yo personalmente estaba interesada. Es el caso de la mítica foto de la combatiente saharaui con un bebé en brazos realizada por la foto reportera Christine Spengler o la visita de Felipe González a los campamentos de refugiados saharauis en noviembre de 1976. En ambos casos he entrevistado a algunos de sus protagonistas y he ficcionado los hechos para convertirlos en literatura”.
“El lector debe tener en cuenta que no es un libro de historia, mi aproximación a los hechos reales que narro es literaria” -asegura Conchi-.
“La mujer sigue en la vanguardia de la lucha saharaui”
Las mujeres saharauis tienen gran protagonismo en estas historias y también en el pueblo saharaui. ”La mujer saharaui ha sido un pilar en su sociedad desde tiempos inmemoriales –asegura Conchi Moya-. Durante los años del éxodo y la guerra su papel fue fundamental. Ellas pusieron en pie los campamentos mientras los hombres estaban en la guerra, fueron albañiles, sanitarias, educadoras, organizaron el estado saharaui en el exilio”.
“Hoy en día siguen en vanguardia de la lucha saharaui –continúa-, como se puede ver en los territorios ocupados donde las mujeres encabezan las manifestaciones y donde hay reputadas activistas de derechos humanos que sufren persecución, torturas y cárcel. Todo ello se refleja en mis relatos, muchos de ellos protagonizados por mujeres. Lo que no quita que las mujeres saharauis continúen luchando hoy en día por tener un papel más decisivo e igualitario en su sociedad”.
El paisaje humano y natural
El paisaje humano tiende a confundirse con el natural la sociedad saharaui. “La naturaleza del desierto, inclemente y extrema, moldea e interviene en el carácter de sus habitantes –nos cuenta Conchi-. Los saharauis son un pueblo curtido, digno y paciente. Dice un proverbio saharaui que “a quien aguanta le llega la sombra”. Desde la causa nos animamos unos a otros para continuar el camino con una palabra “seguimos”, hay que endurecerse para que la situación desfavorable no pueda contigo. En esa forma de ser tiene mucho que ver la dureza del paisaje que rodea a los saharauis”.
“Ese paisaje del que les han desposeído injustamente, esa tierra añorada, ha sido cantada desde siempre por los poetas saharauis –añade-. Es cierto que en cada saharaui habita un poeta, bien por componer versos o bien por memorizarlos y saber reproducirlos en la ocasión más adecuada. La tierra es la principal inspiradora de la poesía saharaui; como dice Ebnu, uno de los poetas saharauis en español, la poesía saharaui es un atlas geográfico que evoca montes, ríos, colinas, dunas o valles. La poesía es sin duda uno de los grandes patrimonios que tienen los saharauis”.
La cultura y la música saharauis
Y es que una de las cosas que Conchi ha querido destacar en el libro es la cultura saharaui, destacando la música. “La cultura –nos comenta- es uno de los frentes que han elegido los saharauis para denunciar ante el mundo su situación. Cine, literatura, arte y por supuesto música. Desde el inicio de la revolución saharaui, cuando luchaban para conseguir su independencia de España, el Frente Polisario se sirvió de la música para agitar la conciencia del pueblo y difundir eslóganes. Los poetas componían letras revolucionarias que luego eran cantadas por las primeras voces que surgieron en la música saharaui”.
“Con la invasión mauritano marroquí se crearon grupos musicales como Mártir Luali, que llevaron la causa a muchos países a través de la música –continúa-. Eso es lo que he querido recordar y homenajear en el relato que cierra el libro “Canciones para una revolución”, en el que además hago un juego con el tiempo para invocar ese “anhelo que ya no espera más”, como dice el poema de Chejdan Mahmud”.
“La música saharaui –concluye- ha vivido momentos de enorme esplendor con Mariem Hassan, la gran voz saharaui que lamentablemente nos dejó demasiado pronto. Como ella decía, los simpatizantes de las causas vienen y van pero la cultura, la música, la literatura, la poesía generan “fans” para siempre porque un fan no te va a abandonar nunca. Esas palabras las recordaba el sobrino de Mariem en la presentación de Las acacias del éxodo en Madrid”.
"No dejes que ensille tu rahla (montura) quién no viaje contigo"
En la portada del libro puede leerse una frase que ha inspirado a la autora en este viaje literario: ‘No dejes que ensille tu rahla (montura) quién no viaje contigo’. “La frase es un proverbio saharaui y la ha recordado el escritor e investigador Bahia Awah en la contraportada del libro –asegura Conchi-. Es una frase muy poderosa como todo lo que viene del saber popular. El significado está claro, sólo entiendo el acompañamiento a una causa, en este caso la saharaui, como un viaje diario, un esfuerzo diario al que debemos comprometernos de manera directa”.
“Este libro es una forma más de acompañar a los saharauis en este largo viaje hacia la libertad, que para ellos dura ya más de cuarenta años. Yo llevo diecinueve acompañándoles y espero que llegue a su buen fin lo más pronto posible” –concluye-.
“La esperanza se mantiene intacta”
Como comentábamos, el libro también se preocupa por el futuro de los saharauis, tras un conflicto tan largo y que no parece tener una solución a corto plazo. “El problema saharaui es político pero se ha dejado en manos de la ONU, una organización que se ha mostrado incapaz para resolverlo –asegura Conchi-, empezando porque Francia, principal valedor del ocupante marroquí, ejerce toda su influencia para que las cosas no se resuelvan”.
“España, que aún es potencia administradora del territorio, se ha desentendido de sus obligaciones con los saharauis y se ha entregado a Marruecos por intereses personales, los atávicos miedos al incómodo vecino del Sur y por la falta de visión de los dirigentes españoles”.
“Sin embargo, hay vida más allá de los mediocres políticos de la vieja Europa –asegura Conchi-. La causa sigue viva, continúa ganando adeptos, la República Saharaui avanza con fuerza en el continente africano donde es activo miembro fundador de la Unidad Africana y las relaciones con los gobiernos latinoamericanos son fluidas gracias entre otras cosas al idioma español que tienen en común”.
“La situación actual es de impasse, desde el alto al fuego de 1991 se vive una situación de “no paz, no guerra”, que sólo beneficia al ocupante -añade la escritora-. Marruecos deja pasar el tiempo, mientras continúa esquilmando los recursos naturales saharauis y el Sahara ocupado se llena de colonos marroquíes. Por eso digo en el libro que “nada es tan violento como esta paz de hoy”. El pueblo saharaui sigue dividido y disperso, pasando por muchas penalidades en los campamentos de refugiados y sufriendo una terrible represión en los territorios ocupados”.
“Sin embargo, la esperanza se mantiene intacta, los saharauis luchan por lo que es suyo, su causa es completamente legal y justa y se acabará imponiendo” –concluye Conchi-.
“Varias generaciones de saharauis no conocen su tierra”
Uno de los problemas a los que se enfrentan los saharauis es que muchos jóvenes ni siquiera conocen su tierra natal. “A causa de estos más de cuarenta años de ocupación ya han nacido varias generaciones fuera del territorio que no conocen su tierra –asegura Conchi-. Unos viven bajo una durísima ocupación, otros como refugiados en los campamentos y otros en la diáspora, a veces con sus familias y otras con familias de acogida. Hay un gran problema no sólo de olvidarse de la causa sino directamente de olvidarse de su cultura, de desarraigarse”.
“Es un tema realmente preocupante –continúa-. Pero lo cierto es que tarde o temprano los jóvenes que están fuera de la causa la acaban asumiendo como suya. Poco a poco las nuevas generaciones van ocupando puestos de responsabilidad en las instituciones saharauis, toman posiciones en el activismo saharaui en territorios ocupados o trabajan por su causa desde el activismo cultural, informativo o solidario”.
En cuanto a sus proyectos, Conchi Moya asegura que: “De momento mi idea es seguir escribiendo a mi ritmo, sobre los temas que me interesan, principalmente el Sahara y la música. En la actualidad estoy centrada en la escritura de relatos cortos de narrativa rock, tengo una novela acabada y estoy empezando otra. La radio, que es otra de mis pasiones, la tengo aparcada, aunque ahora estoy muy contenta por una colaboración con el podcast literario A qué huelen los libros de Valeria Surcis, donde puedo combinar esas dos pasiones”.

Las acacias del éxodo, de Conchi Moya. La literatura como necesaria aproximación para conocer a un pueblo olvidado



Dice Bahia Mahmud Awah en la contraportada del libro que “el saharaui por naturaleza no cuenta sus éxitos, evita ser presumido”. Eso que me consta es cierto, hace que pasen desapercibidas muchas historias de saharauis por su pudor.
Nada más leer la contraportada me vino a la cabeza la historia de un amigo saharaui al que yo le recriminaba que no quisiera poner por escrito esa cantidad de historias que me contaba de la guerra, del exilio… Recordaba a Mohamed Cas Cas y como sufrió para huir de la ocupación marroquí, como fue a Paris a juntarse con otros saharauis para después ir a la guerra. Recordaba como ese buen hombre murió en un trágico accidente en Huesca después de llevar varios años en España, como decía él de forma provisional, hasta que su, nuestro Sahara, fuera libre.
El libro prometía y solo había leído la contraportada.
Ya en el segundo relato te encuentras de bruces con una de las mayores traiciones que se han producido al pueblo saharaui de manos del otrora secretario general de un partido que gobernó España durante muchos años.
Y lees en ese relato como el ínclito traidor lloraba al ver los estragos que la guerra estaba causando el pueblo saharaui en los campamentos de población refugiada en su visita en 1.976. Recordaba el vídeo donde se comprometía con la historia y decía que su partido no abandonaría nunca al pueblo saharaui.
En menos de 10 minutos de lectura de “Las acacias del éxodo” había podido comprobar como es el pueblo saharaui recordando la figura de mi amigo y como si fuera la otra cara de la moneda, la de un traidor que cambia de opinión, traiciona sus “principios” y los de su partido a saber muy bien por qué intereses.
“Las acacias del éxodo” nos acerca con relatos cortos y amenos a lo que es la historia del pueblo saharaui. Nos habla del abandono de España, de la esperanza del regreso o de la represión que sufren en silencio mediático la población saharaui en los territorios ocupados del Sahara Occidental. Nos habla de la esperanza de un pueblo y la dureza que sufre por culpa un proceso inconcluso de descolonización y de la ocupación posterior de un estado feudal y salvaje que ya dura demasiados años.
Nos habla de cómo España nunca se creyó de verdad que los saharauis eran españoles y cómo éstos y éstas descubrían gracias a esa dejación su propia identidad.
Son relatos de muy fácil lectura que por lo menos en mi caso no he podido leer seguidos. No ha habido un relato que me haya dejado indiferente. Son muchos los recuerdos de personas que conoces, algunas están en el libro, otras en mi imaginario. Gente a la que han torturado, han encarcelado durante años, han desaparecido, ha dejado su vida por una causa…
A lo largo del libro se trata el papel determinante de la mujer saharaui en todo el proceso de la breve historia de liberación del Sahara Occidental. Ese papel silencioso pero imprescindible para levantar de la nada unos campamentos de población refugiada, mantener la esperanza del regreso a su país y luchar bajo el opresor por defender su identidad como pueblo.
Se habla de muchas mujeres valientes y dignas en el libro, algunas veces desde el recuerdo, otras desde la añoranza y otras con simpatía como cuando habla de la figura femenina de “la combatiente” compañera inseparable del bueno de Hmad Hamad.
Dice Conchi que “Las acacias del éxodo” pretende “dar a conocer la causa saharaui a un público fundamentalmente que no la conozca demasiado”. Estoy de acuerdo en la afirmación, pero yo lo extendería. El libro también ayuda a dar a conocer la causa saharaui, a aquellas personas que llevan muchos años de acompañamiento al pueblo saharaui. A veces los que nos movemos en la solidaridad con el Sahara lo hacemos con ideas y discursos absolutamente previsibles por repetitivos.
Se hace necesario en muchos casos echar el freno de mano y reflexionar sobre nuestra causa y la forma de lucha para conseguir los objetivos de libertad e independencia.
En ese sentido “Las acacias del éxodo” nos trae aire fresco y sirve para cargar las pilas para seguir acompañando a este pueblo que tanto se lo merece.
Enrique Gómez
Um Draiga
P.D. Sería fantástico que este libro lo pudieran leer todas las familias que acogen a menores saharauis en el programa de Vacaciones en paz. Sería una magnífica forma de hacerles una introducción al por qué vienen esos jóvenes a pasar un verano con nuestras familias de acogida.
Datos del libro:
ISBN: 978-84-7737-959-1
120 páginas
Editorial Silex
Se puede comprar en: El Corte Ingles, FNAC

Presentación en Madrid de “Las acacias del éxodo” de Conchi Moya. Un libro necesario



El pasado sábado 25 de mayo la librería Sin Tarima acogía la presentación de “Las acacias del éxodo”, libro de cuentos sobre el Sahara Occidental de Conchi Moya. A través de una serie de historias basadas en hechos y vivencias reales convertidos por la autora en relatos literarios se hace un recorrido a través del pasado y el presente del pueblo saharaui y una pequeña incursión en el futuro, imaginando la consecución de ese “anhelo que ya no espera más”, como dice el verso del poeta saharaui Chejdan Mahmud.
La presentación del libro escrito por Conchi Moya y publicado por Silex Ediciones, corrió a cargo de Pilar Adón, reconocida poeta, narradora, traductora y editora. Adón destacó que leyendo este libro ha descubierto “una realidad terrible, muy dolorosa, que nos toca muy de cerca a pesar de que no seamos muy conscientes de ella”. Según sus palabras, “cuando te roza el Sahara” es cuando nos damos cuenta de la enorme injusticia cometida con el pueblo saharaui, aumentada por “la injusticia que supone a día de hoy el olvido” en que se ve sumido este pueblo. Pilar señaló que “Las acacias del éxodo” narra “con dulzura, con serenidad y con un peso literario importante” hechos terribles que, narrados de otra forma habrían perdido la capacidad “de penetrarnos de una manera tan directa”. Calificó el libro de “necesario desde un punto de vista político e histórico” y “por lo que significa en cuanto a aportación literaria”, y a la autora de “valiente”.
Pilar Adón subrayó que Conchi Moya ha hecho una “aproximación distinta” a cada relato. Además de las evidentes aproximaciones histórica y política, destaca las aproximaciones “muy literarias” que, según Adón, “tienen un fondo de denuncia, de penetración histórica y política”, y también de “maestría literaria”.
En palabras de la escritora madrileña, Conchi Moya ha logrado con “Las acacias del éxodo” que al lector “entre en los textos y crezca con ellos”. Este libro, resalta Adón, “lleva a lugares muy duros pero también a lugares de esperanza, a lugares de evolución y de aprendizaje”. La escritora concluyó afirmando que “Las acacias del éxodo es un libro “sobre la memoria, sobre la historia, sobre el paisaje y es un libro sobre la cultura y sobre cómo influye el paisaje geográfico en el paisaje humano”. 
Durante la presentación se habló sobre la tradición oral y la poesía saharaui y la influencia que ha podido tener en “Las acacias del éxodo”. Pilar destacó la importancia de la acacia que da título al libro, no sólo geográficamente, sino también “desde un punto de vista casi poético como generador de vida”. Conchi Moya explicó que se trata de un árbol muy importante para los saharauis, un árbol que se podría poner en su bandera a la manera del cedro en la bandera del Líbano, como reflexiona el escritor Bahia Awah. En el desierto no hay apenas árboles, pero la acacia resiste ese clima extremo, proporciona una sombra que en circunstancias tan adversas es vida, de ella se obtiene madera y su resina es usada en la medicina verde. La autora recordó que una de las formas de culturicidio que utiliza a Marruecos en el Sáhara ocupado es la tala indiscriminada de la talha (acacia).
Conchi Moya explicó que los relatos han surgido de testimonios recogidos entre los saharauis. “Te cuentan sus testimonios con total normalidad, sin dramatizar y sin ira”, algo que ha influido en la forma en que ha escrito el libro. “Esa dulzura al contar proviene de cómo me han llegado las historias, ellos me las han transmitido así”. La autora explicó que comenzó a escribir los primeros relatos hacia 2011. Al principio eran escritos desordenados pero hace un par de años empezó a pensar que podían convertirse en un libro y comenzó a trabajar en él. 
Durante la presentación se destacó que en “Las acacias del éxodo” se hace una rememoración de la tierra, a la manera que hacen los saharauis en su literatura. El territorio saharaui es protagonista de muchos de los relatos, por ejemplo la costa protagoniza el relato “Ballenas en el Sahara”, uno de los que han llamado la atención de Pilar. Con este relato se habla además de la separación de las familias y del desarraigo en el que han caído muchos jóvenes que han nacido fuera del territorio y que no lo conocen. La autora explicó que con su geografía los saharauis hacen literatura. Un poema puede componerse a base de recitar una serie de nombres de montes del territorio saharaui, y todos los accidentes geográficos y los pozos guardan historias que se transmiten oralmente. 
Pilar Adón calificó “Las acacias del éxodo” como un libro sobre el paisaje y sobre “cómo influye el paisaje geográfico en el paisaje humano”. La nostalgia de los saharauis es también la nostalgia de ese paisaje”, concluyó Pilar. La autora observó que el paisaje también ha influido en la forma de ser de los saharauis. “La dureza de la vida, la falta de agua y la inclemencia de la naturaleza les ha convertido en un pueblo paciente”. 
Como reflexión final, llegada desde el público, “Las acacias del éxodo” fue calificado como un libro escrito con tono poético, influido sin duda por la forma saharaui de contar historias, eminentemente oral. Un libro que además puede hacer desde el frente cultural una "gran contribución" a que se conozca al pueblo saharaui.




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Pilar Adón y “Las acacias del éxodo”, de Conchi Moya. Cuando te roza el Sahara



Mientras escribo la crónica de la presentación en Madrid de “Las acacias del éxodo”, no he podido resistirme a compartir la lectura que realizó Pilar Adón, escritora, poeta, traductora, editora y, sobre todo, mi gran amiga. Es curioso para una autora descubrir lo que los lectores piensan de su obra. Los comentarios de una autora de la talla de Pilar me aportan, además, una mirada nueva hacia lo que yo escribí.
Pilar Adón. Madrid, 25 de mayo de 2019. Sin Tarima.
¿Qué es lo que pretende la autora, a qué aspira a la hora de escribir este libro?, un libro que puede iluminarnos, desnudar muchas realidades que no conocemos. Leyendo este libro, a pesar de mis conversaciones con Conchi Moya y con Bahia Awah y lo que he podido leer en prensa, he descubierto una realidad absolutamente terrible, muy dolorosa, que nos toca muy de cerca a pesar de que no seamos muy conscientes de ella. En cuanto la rozamos, en cuanto se nos pega de alguna forma, nos damos cuenta de la injusticia que supuso en su momento a nivel histórico y segundo, la injusticia que supone a día de hoy el olvido. Esta es la impronta que se me ha quedado a la hora de leer los textos y sobre todo como con dulzura, con una serenidad, con un peso literario importante pero a la vez con un acercamiento muy sutil está narrando hechos francamente terribles, que la autora podía haber narrado de una manera mucho más agresiva y quizá habría perdido esa capacidad de influirnos, de penetrarnos de una manera tan directa. Nos está enfrentando a unos hechos que, insisto, fueron injustos en su día y ahora siguen siendo injustos porque la situación sigue siendo la misma y doblemente injustos porque están olvidados. Escuchamos todo tipo de tragedias pero del pueblo saharaui realmente no se habla. Esa injusticia que supone el olvido viene a ser suavizada y reivindicada por este “Las acacias del éxodo”, un libro necesario desde un punto de vista político e histórico y también me parece necesario por lo que significa en cuanto a aportación literaria.
A mí me han surgido muchas preguntas leyendo este libro. Y sobre todo me he sentido en ocasiones profundamente ignorante, me ha dado mucha rabia y me he sentido muy triste, porque algo tan cercano, que tiene tanto que ver con nuestra propia historia, que esté tan olvidado, mi propia ignorancia me ha hecho sentir muy triste. La ignorancia en general sobre este tema es excesiva.
“Las acacias del éxodo” además de estar narrado con dulzura es un texto muy valiente. Mi amiga es una persona valiente. Habla directamente y da nombres de personalidades muy conocidas en este país y los textos están inspirados en personas reales.
Con tantos datos, con tantos testimonios y con cierta ira en prácticamente todos los textos la forma de enfrentarse a la hoja en blanco debe ser difícil. Con tanto dentro y con tanto que contar la aproximación a cada relato es distinta, lo que hace que el libro sea muy rico. Porque podría haber tenido una aproximación idéntica en cada uno de ellos, una aproximación histórica o desde el posicionamiento político pero se hace unas aproximaciones muy literarias que hace que los textos, que tienen un fondo de denuncia y tienen un fondo de penetración histórica y política, tienen también esa maestría literaria. Me da la impresión de que la autora ha querido hacer una aproximación global, y de hecho hay varias voces.
La dulzura y la poesía que hay en este libro son muy importantes. Es evidente que estamos hablando de literatura y el literatura esencial lo que se cuenta pero desde mi punto de vista es casi más esencial cómo se cuenta. Y vengo insistiendo en ello porque me parece muy importante, la autora ha logrado, de manera voluntaria o involuntaria, que al lector entre en los textos y crezca con ellos. Se produce un cambio en el lector desde que comienza el libro hasta que lo acaba. Con la buena literatura siempre sucede que cuando uno lee un buen libro es otra persona cuando sale de ese libro. Creo que una de las pruebas más manifiestas de si un libro es bueno o no es que el lector ha cambiado con ese libro.  Es algo que como lectores os va a pasar con “Las acacias del éxodo”, de una manera u otra. Bien porque vais a aprender cosas que hasta el momento no sabíais, como me ha pasado a mí, lo reconozco, o bien porque los textos os llevan a otros lugares. Os saca de aquí totalmente, que es otra de las funciones esenciales de la literatura. Este libro te lleva a lugares muy duros pero también a lugares de esperanza, a lugares de evolución y de aprendizaje. Es un libro sobre la memoria, es un libro sobre el presente y es un libro que se atreve a hacer una incursión en el futuro. Es un libro sobre la historia, sobre el paisaje y es un libro sobre la cultura y sobre cómo influye el paisaje geográfico en el paisaje humano. La nostalgia de los saharauis es también la nostalgia de ese paisaje.

Conversación con el escritor africano Ngugi wa Thiong’o en Madrid. Una cita largamente esperada



Teníamos una cita pendiente con Ngugi wa Thiong’o desde 2007. En abril de ese año los escritores saharauis Zahra Hasnaui y Bahia Awah recalaban en la universidad californiana de Irvine para impartir una serie de conferencias. Tenían previsto un encuentro con el escritor y académico africano Ngugi wa Thiong’o, profesor de aquella universidad. Sin embargo, Ngugi se encontraba de viaje aquellos días y el encuentro no se pudo celebrar finalmente. Los escritores saharauis le dejaron unos libros y algunos detalles de artesanía saharaui y desde entonces hemos esperado poder acudir a algún encuentro con Ngugi. Por fin pudimos cumplir nuestro deseo el pasado martes 14 de mayo gracias al encuentro con el escritor celebrado en el Museo Reina Sofía. Bajo el título “Desplazar el centro” se desarrolló la conversación con el escritor, pensador y profesor de Literatura Inglesa y Comparada, nacido en Kenia, de la mano del periodista Chema Caballero.
Ngugi, de 81 años, aún vive la literatura con enorme intensidad. Afirma que su mejor libro es el que aún no ha escrito y, en una entrevista reciente con el blog “Africa no es un país” asegura que quiere competir con genios como Cervantes. Él es desde luego una leyenda viva de las letras africanas y eterno aspirante al Nobel, premio que parece que nunca llega. Exiliado en Estados Unidos desde los años 80, ha vivido una intensa vida llena de éxitos, pero también de sinsabores, como su encarcelamiento en 1977 por el régimen surgido tras la independencia de Kenia, por la que él también luchó. En la cárcel, el escritor decidió abandonar el inglés como idioma de sus libros y escribir en su lengua materna, el gikuyo “como ejemplo de resistencia”, según sus palabras. Escribió en la cárcel su primera novela, “El diablo en la cruz”, en papel higiénico. Estos años se ha convertido una costumbre en casa estar pendientes de la confirmación por parte de la Academia Sueca del nombre del Premio Nobel de Literatura, deseando que se anuncie que es Ngugi.
El escritor comenzó su intervención reflexionando como el saber es excesivamente teórico y no se preocupa de otros imaginarios, realizando su habitual defensa de “las lenguas minorizadas”. Así reivindicó que le gusta que le llamen “escritor africano, es importante porque hubo un tiempo en que la gente pensaba que no había escritura en África”. Recalcó la importancia de que los escritores africanos “escribamos en nuestras lenguas africanas, que son vibrantes y potentes”. Ngugi se quejó, con fina ironía de que a los escritores africanos se les pregunte por qué escriben en sus lenguas africanas o maternas. Defendió que los idiomas de África son “tremendamente expresivos” y pensar que en estas lenguas no se puede realizar una producción intelectual tiene que ver “con una visión colonial”. “Las lenguas son como instrumentos musicales. No hay una lengua más lengua que la otra. Cada una tiene su musicalidad”.
Su madre, que no sabía leer ni escribir pero se empeñó en que Ngugi fuera a la escuela, tuvo una presencia importante durante la charla. El escritor africano habló sobre la promesa que le hizo de continuar con sus estudios a pesar de las adversidades y su compromiso con ella de dar siempre más del cien por cien en todas las tareas que acometiera.
Chema Caballero recordó que Ngugi es un eterno candidato al Premio Nobel. El escritor se lo tomó con buen humor. “No me lo han dado, no”. Valora como positivo que sus obran gusten, “pero mi verdadero desafío es lograr la novela perfecta”. Tanto en forma, lengua, carácter, personajes. “Es un sueño que siempre está ahí, es una posibilidad real, es como respirar. Soñar con la novela perfecta me impulsa a seguir intentándolo”. Ngugi escribe sus libros como parte de ese proceso de intentar escribir esa novela perfecta. “La búsqueda de la belleza impulsa el movimiento”, reflexionó. En realidad, “que un lector te diga que tu libro le ha gustado es el verdadero Nobel”, afirmó. El periodista recalcó que llevamos varias décadas sin que un autor africano negro reciba el Premio Nobel, “tal vez sea hora de descolonizar el Nobel”, comentó. Ante esta cuestión Ngugi señaló que “parece que los escritores africanos deben ponerse la máscara de las lenguas europeas para ser visibles”. Por el contrario animó a “conseguir la visibilidad con nuestras lenguas maternas”
Las preguntas no eludieron el tema político. “¿La independencia de Kenia fue una decepción para ti?”, inquirió Chema Caballero. Ngugi explicó que estuvo encarcelado por sus ideas. “La experiencia de la cárcel fue muy desafiante para mí como escritor”. Explicó que las enseñanzas de su madre fueron fundamentales en la cárcel para no quejarse y aceptar una situación de la que no podía escapar. Buscó la manera de sacar algo positivo de aquella situación. “Me escapa de la cárcel a través de mi imaginación, no podían encarcelar mi imaginación”. Ngugi salió adelante en la cárcel gracias a la imaginación, q
ue le dio poder para seguir escribiendo, en aquel momento con lo único que tenía a mano, el papel higiénico.
Ngugi, que fue uno de los líderes del movimiento anticolonialista en Kenia, reconoció que “el problema surgió después de la independencia”. Lanzó una pertinente pregunta ¿quién controla hoy en día en África el sistema bancario y los recursos naturales? “África construyó la Europa moderna, el comercio de esclavos y los recursos generaron tanta riqueza en las antiguas metrópolis. Reflexionó sobre la importancia de conseguir “una independencia económica para que haya una independencia real”. Abogó por “cambiar en posición de igualdad”.
“Sin la imaginación no somos humanos”, afirmó. “Las artes alimentan la imaginación y nos permiten visualizar el futuro”. Por eso el autoritarismo lo primero que intenta es limitar la imaginación de la gente. Y “al primero que se persigue es al artista”.
A la pregunta del escritor saharaui Bahía Awah sobre el culturicidio que sufre el pueblo saharaui debido a la invasión colonial marroquí y de qué forman debe actuar el intelectual desde el exilio, Ngugi afirmó que “el colonialismo, en la forma que sea, debe ser resistido”, ya que se trata de un “sistema económico, político y social de sometimiento a una comunidad”. El escritor keniata aboga por “la igualdad, no hay un ser humano más humano que otro, ni hay una nación más nación que otra”. Definió el exilio, él tuvo que exiliarse a Inglaterra y en la actualidad reside en California, como “encontrarse en otro lugar fuera de la tierra de uno”. Calificó el exilio como algo que ha sucedido a lo largo de la historia”. Consideró que “es positivo que un país acoja a gente que huye de la desolación”. Con enorme sencillez y lucidez, explicó que “el exilio no se elige, fue el exilio el que me eligió a mí”. Como tampoco se elige el lugar donde se es acogido. “Eres un náufrago y te quedas dónde te acogen”. Según Ngugi “lo importante qué haces con el exilio. Yo he tenido la suerte de poder escribir”.
A la pregunta lanzada desde el público sobre qué consejo podía dar a los escritores, Ngugi respondió un tajante: “Write, write, write, and you will get it right”, “Escribe, escribe, escribe y lo conseguirás”. Según el escritor “Hay que hacerlo. Es un trabajo duro y el trabajo duro siempre funciona. Es duro pero merece la pena. Debes seguir ese impulso, volver a él y serle fiel”. Ngugi reconoció que la publicación tiene que ver con “ensayo / error”, ya que no siempre los editores aceptan los manuscritos, aunque destacó que ahora también se puede autoeditar, hay más posibilidades y hoy en día ya no es necesario exclusivamente ser respaldado por una editorial. El escritor nos dio un estupendo consejo que él mismo ha aplicado a su vida, azarosa y complicada en muchos momentos. “Intento, y no siempre es fácil, encontrar lo positivo de todas las situaciones. Lo negativo puede generar energía creativa”.
También hubo momento para hablar de las mujeres. Ngugi confesó que las mujeres son parte muy importante de su vida. Desde esa madre que le animó a estudiar hasta su esposa y sus hijas. Reconoció la importancia de la mujer en la historia de Kenia y en la historia de África “las mujeres están en todas partes y ellas han mantenido a la gente unida”. También habló sobre las letras africanas, con un panorama actual muy vivo y emergente. Destacó la importancia de las escritoras africanas, “muy poderosas”. “En el continente la historia de las mujeres africanas ha sido invisibilizada”, concluyó.
Bahia Awah pudo saludar en persona al entrañable, lúcido y divertido Ngugi, posando a su lado en la “foto de familia” con los asistentes y haciéndole entrega del libro de poesía saharaui en español con traducción al inglés “Thirty One” editado hace varios años en la Universidad de Leeds.
Una tarde inolvidable en la que, como dicen nuestros amigos de LiterAfricas, el gran Ngugi wa Thiong´o “Llegó, vio y nos ganó”.


“Las acacias del éxodo”, un viaje para conocer al pueblo saharaui



*Fuente: Mugalari Kultura. Por Conchi Moya. 06/05/2019
Si me preguntan cómo se gestó mi libro “Las acacias del éxodo” debo referirme a dos momentos relevantes. Uno fue noviembre de 2010, cuando las fuerzas de represión marroquíes arrasaron el campamento saharaui de Gdeim Izik llevándose por delante de manera brutal las miles de jaimas que componían el llamado Campamento de la Dignidad saharaui. Lo sucedido en aquel mes desde que la población saharaui de la ciudad ocupada de El Aaiun levantó el campamento hasta su destrucción me dejó hondamente impresionada y fue probablemente el momento más decisivo y lleno de fervor que he vivido en estos casi veinte años de caminar al lado de los saharauis. El otro momento fue la visita a Madrid en 2012 de Ahmed Mohamed Fadel “Rubio”, un histórico de la causa desde el frente cultural, joven yeyé en su Villa Cisneros natal, combatiente con el Ejército saharaui durante la guerra de liberación y hombre del libro que hoy en día vive refugiado en los campamentos del sur de Argelia, en espera del ansiado regreso a la tierra que lo vio nacer. Las charlas con Rubio sucedidas durante aquellos días calaron hondo en mi memoria, porque cuando Rubio habla de su boca salen flores. Es un hombre de palabra pausada y profunda, con hondas convicciones e integridad irrevocable. Sus reflexiones siempre llevan el perfume de la poesía de su pueblo y es una fuente inagotable de memoria y recuerdos. Aquellas historias prendieron en mí y poco a poco se fueron convirtiendo en relatos y en personajes. Como el combatiente que pinta la señal de la paz en un proyectil, el revolucionario Salama o el soldado que recuerda la visita de Felipe González a los campamentos. Todos llevan su inconfundible voz.
A los saharauis les llaman “los hijos de la nube”, siempre en busca de la lluvia que traiga pasto y respiro en el inclemente desierto. También son un pueblo que derrama poesía. Pocos enclaves en el territorio saharaui pueden ser más venerados que los pozos y pocos tesoros más apreciados que la memoria. Rubio dice que quienes escribimos sobre el Sáhara Occidental construimos “pozos culturales” para saciar la sed del pueblo y cada vez que terminamos de construir uno de esos pozos lo entregamos al pueblo “para que recupere su cultura y no pierda su identidad”. Efectivamente, “Las acacias del éxodo” es un libro del pueblo saharaui y al mismo que espera acercar a la causa a muchas personas que no la conocen.
Los saharauis me convirtieron en escritora. La adolescente que fui escribía cartas a sus amigos contando las historias que les sucedían como forma de atesorarlas y guardarlas para siempre. El viaje que realicé a los campamentos de refugiados saharauis me llevó a emprender una tarea más ardua: narrar aquella increíble experiencia que metió al pueblo saharaui y su causa en mi corazón. Mi encuentro con Bahia Awah y los poetas saharauis que más tarde se unieron en torno a la Generación de la Amistad me animaron a escribir y a convertir aquel taco de folios grapados en mi primer libro autoeditado, “Los otros príncipes”. Las historias que escuchaba a mi familia y amigos saharauis se convirtieron poco después en un segundo libro, también autoeditado, “Delicias saharauis”.
Pero cuando vives el Sahara todos los días, nunca hay bastante escritura para contar todo lo que aprendes, escuchas, vives y descubres. Gdeim Izik y Rubio fueron el detonante de los primeros relatos. Pronto vinieron más, inspirados en las palabras, la vida y el ejemplo de mujeres y hombres saharauis. Como la militante Nueina Djil, protagonista de la mítica imagen de la fotorreportera Christine Spengler con un fusil al hombro y su bebé en brazos; Moina Chejatu, la joven saharaui que acompañó a Felipe González en su visita a los recién creados campamentos de refugiados saharauis; los activistas saharauis de derechos humanos Brahim Dahan y Hmad Hamad, cuyas historias de lucha y sacrificio por el Sahara son constante fuente de inspiración para mí; el escritor y diplomático Ahmed Muley Ali o el poeta nacional Bachir Ali, quien me descubrió la existencia de Graret Lantilagha, las acacias del éxodo, lugar que da nombre al libro. Sus testimonios y los de familiares y amigos fueron conformando esta colección de relatos donde pretendo huir de orientalismos para reflejar una visión realista de los saharauis. Porque creo firmemente en la literatura comprometida como una de las mejores vías para difundir ideas y causas. “Las acacias del éxodo” pasa a formar parte de la bibliografía de poemarios, novelas, libros de relatos y ensayos que acompañan al pueblo saharaui en su camino hacia la libertad.
Espero que los lectores viajéis al Sáhara a través de sus páginas, conozcáis a su gente y entendáis su realidad.
Sahara Libre.