The Jon Spencer Blues Explosion, nitroglicerina y goma 2
Concierto The Jon Spencer Blues Explosion; Madrid 23 de mayo de 2014 |
"Jon Spencer es mitad Nitroglicerina,
mitad Goma 2. El resultado de un combinado tan inflamable solo puede ser una
explosión continua de los ritmos más salvajes que se puedan extraer de una
guitarra. La armonía del blues y la distorsión del punk se besan
apasionadamente en sus canciones produciendo un garage salvaje con ganas de
fiesta y destrucción. La premisa está clara: rebelión y descontrol por doquier
para honrar al señor del caos musical. Que no asuste el caos, Jon sabrá guiarte
por las tinieblas corrompiendo tu alma con promesas que suenan a rock sucio y
pendenciero. No será fácil resistirse”. davidarias
Nitroglicerina y Goma 2 como componentes de
una banda salvaje y explosiva. Me descubrieron a The Jon Spencer Blues
Explosion hace algo más de un año, y aunque tengo demasiadas lagunas en lo
referido a sus discos, canciones, etapas, encuentros, bandas paralelas y eternos
retornos a la carretera, he tenido la suerte de verles en directo en dos ocasiones
en poco más de un año, en dos conciertos difíciles de olvidar.
He leído definir sus discos como “enérgicos
y trastornados” y calificar la manera de interpretar del gran Jon Spencer como “plagada
de una sexualidad lasciva”. Por mi parte recuerdo con sofoco mis primeras
escuchas de la banda; entre la selección de canciones que amablemente me
pasaron he de decir que también había temas de Heavy Trash (otra de las bandas
de Jon Spencer). En mis tempraneras sesiones, en pleno y helado invierno, aquella
excitante música hacía subir la temperatura en el vagón al producir un calor
que empezaba en un sitio muy concreto y subía hasta la cabeza, como un
incendio. ¿Qué me pasaba con esa banda?
Aquello me gustó tanto que nos animamos en
febrero de 2013 y de nuevo en mayo de 2014 a ver sus conciertos en Madrid. Elegantes,
finos, poderosos, me sorprendieron en directo por la tralla que arreaban desde
el principio de la actuación a la vez que se les sentía enormemente profesionales;
se nota para bien que llevan muchos años en lo suyo, una carrera de más de
veinte años les contempla. Enormes músicos, parece que tocan sin ninguna
dificultad, llegar a conseguir algo así sin duda encierra muchísimas horas de
ensayo, carretera y estudio. Ruidosos, sin ser chapuceros en la ejecución;
virtuosos sin resultar fríos ni coñazos. El perfecto punto sin ser
aburridamente perfectos. Generosos en la ejecución, ofrecen conciertos largos y
currados; ejecutan los temas con velocidad Ramoniana, en el sentido de que no
hay apenas pausas entre canciones, en una desenfrenada matraca sonora que tiene
al público todo el rato en tensión, sin canciones lentas ni medios tiempos. Así
define en una entrevista el propio Jon Spencer cómo vive sus actuaciones en
directo: “En este momento me siento muy orgulloso de haber ofrecido un gran
espectáculo. Realmente me he sentido muy vivo. Estoy muy contento. Me sentía
muy bien encima del escenario y estoy bastante seguro de que había gente entre
la multitud que también se sentía muy bien viendo al grupo”.
La banda fue etiquetada desde los inicios
de su carrera como blues punk, un traje en el que no parecen encontrarse del
todo a gusto y que les ha traído incluso algún que otro problema. En diferentes
entrevistas ellos han dejado claras sus influencias: “Estábamos más metidos
en el rockabilly, en el garage, el punk, hardcore, escuchábamos un montón de
hip-hop”. La filosofía que ha conducido al grupo a los largo de su carrera,
que los ha alejado de las masas y los ha convertido en artistas de culto entre
los degustadores de la mejor música, es explicada perfectamente por Simins,
batería de la banda, buena música sin concesiones a la galería: “Estoy orgulloso del hecho de que hayamos
sido vistos como grandes artistas y músicos, y que tengamos carácter propio y
se nos respete. Somos muy fieles a nosotros mismos. Y eso es algo que hace
cualquiera de las bandas a las que he amado y respetado (desde Dylan hasta Pere
Ubu, desde los más populares hasta los menos populares). Ellos hacen lo suyo,
lo hacen grandiosamente y sin concesiones”.
Jon Spencer, el eterno dandy punk, con
el pelo revuelto y cortado a hachazos,
apareció vestido con ajustado traje negro, tan negro como el khol que remarcaba sus ojos. Elegante,
ni siquiera se desprendió de la chaqueta a pesar de lo mucho que pudo sudar.
Pantalón estrecho, perneras ajustadas a un cuerpo que se mantiene extrañamente
flaco y juvenil. Jon Spencer, elástico, llena sus espectáculos con fraseos, una
muy particular forma de cantar, sus particulares gritos y llamadas de atención
al público (“ladys and gentlemen”) para implicarles, implicarnos, en lo
que la banda está ejecutando. Se mantiene en forma, como el joven eterno que
sin duda es, moviéndose con enorme estilo y actitud. Sobre todo en la última
parte del concierto, adornó su interpretación con variados jugueteos y
distorsiones guitarreras.
Judah Bauer, el guitarra principal, con un
toque fino fino, se maneja en el escenario sin inmutarse, como si no estuviera
haciendo nada, como si los malabarismos musicales que nos ofrece fueran un simple
juego, una acrobacia chupada que no costara ningún esfuerzo. No se permite ni
un gesto chulito de cara a la galería y es tremendamente simpático y próximo. Ahí
estaba, dando la mano a la gente, hablando con los más cercanos al escenario,
repartiendo púas. Es de esos tipos que dan la impresión de que al acabar el
concierto van a tirar su cazadora vaquera o la guitarra, o si le apuran se va a
tirar él mismo, a ese público tan majo y enrollado. Bauer se marcó algún que
otro rapeo, recordando sin duda las influencias y el gusto por el buen hip-hop
que tiene la banda.
Russell Simins es el batería de The Jon
Spencer Blues Explosion, aquel que en el concierto del año pasado rompió una
baqueta en plena furia de golpetazos, dejándonos con la boca abierta mientras
seguíamos con nuestras cabecicas la trayectoria del trozo volador. Rotundo, enorme,
cuadrado, en un conjunto donde no hay bajista, la sección rítmica es él, con
todo lo que eso conlleva. Con una batería bastante chica para los importantes mamporrazos
que arrea, Simins ejecuta los temas con fiereza tranquila.
En definitiva, preparados y con ganas de
verles las veces que haga falta y más. Pues
eso.
Entradas The Jon Spencer Blues Explosion; Madrid 8 de febrero de 2013 |
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