Hagámoslo por nosotras mismas.
El jarrón roto se puede pegar pero no
volverá a ser el mismo. Según datos de la prensa en España se produce una media
de tres violaciones al día, una violación cada ocho horas. En esta semana que
acaba hemos contemplado con asombro cosas que tal vez pensábamos que no íbamos
a volver a ver ni a vivir. Lo sucedido en Málaga, una historia terrorífica y
sórdida, archivada pero pienso que en absoluto cerrada. O una salvaje agresión
a otra chica en Palma. En ambos casos la brutalidad fue grabada en móvil,
seguro que para su difusión en Internet. Las víctimas son puestas en el centro
de mira y los agresores jaleados y hablando por la tele como “celebrities”.
Desde que el gobierno de Rajoy está en el
poder estamos asistiendo a una alarmante y nefasta pérdida de derechos de la
mujer. Declaraciones intolerables, de hombres y lo que es peor, mujeres de las
administraciones de este gobierno retrógrado, nos quieren devolver a la época de
“la mujer en casa y con la pata quebrada”. Y no sólo los políticos, les sigue
la Iglesia católica con declaraciones y actitudes absolutamente intolerables.
Sólo nos faltaban los políticos más
reaccionarios y carcamales opinando (rebuznando) sobre un tema tan delicado, y minimizando
la gravedad de las agresiones. Como salen indemnes con la corrupción ahora los
políticos se animan con la violencia de género ¿Qué será lo próximo?
Por no hablar de las agresiones verbales y
psicológicas que cualquiera de nosotras podemos padecer en cualquier momento,
las redes son un caldo de cultivo donde proliferan. Mujeres que nos creíamos libres
de estas porquerías podemos sentirnos agredidas y en el ojo del huracán…
En definitiva, cosificarnos, utilizarnos,
minusvalorarnos, asustarnos, violentarnos… ¿En qué mierda de sociedad vivimos?
Quienes educan a estos monstruos son mujeres. Luchemos por cambiar
esto, no contribuyamos a mantener estas prácticas asquerosas. Hermanas, hagámoslo por
nosotras mismas.
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