‘Alabama Monroe’, círculos de amor y pérdida
Una de las películas que más me han gustado
e impresionado este año ha sido ‘Alabama Monroe’, película que estaba deseando
ver desde que leí las primeras informaciones sobre ella en internet. Se trata sin
duda de una poderosa historia de amor y un doloroso drama familiar, que aborda muchas
y complicadas cuestiones: el amor, la pareja, la paternidad, la enfermedad, la
pérdida de seres queridos, la religión, el dolor, la felicidad, el arte, la
creatividad… Todos estos mimbres construyen un hermosísimo cesto, pero no de la
manera más obvia o esperada. Esta reseña sobre ‘Alabama Monroe’ va a
transcurrir llena de vueltas y revueltas y avanzará en círculos, como le sucede
a la propia peli. ‘Alabama Monroe’ es una adaptación al cine de la obra de
teatro de Johan Heldenbergh, actor que interpreta a uno de los protagonistas
del film, llevada a la gran pantalla por el director belga Felix Van
Groeningen.
La desordenada estructura de la narración
nos presenta desde el inicio de la película el doloroso hecho que desencadenará
todo el drama, por lo que el espectador es consciente desde un primer momento a
lo que se va a enfrentar. Sentimientos a flor de piel, enorme dolor, inmensa
ternura, amor intenso y posturas vitales difíciles de congeniar, montados en
una estructura de constantes flashback y fluctuaciones cíclicas de la historia,
no en vano la película en su versión original se llama ‘The broken circle
breakdown’. En España han preferido titularla como ‘Alabama Monroe’, que no
tiene más secreto que los nombres que en un momento de la película la
protagonista da a cada miembro de la pareja; ella es Alabama, él es Monroe.
Antes de verla pillé algunas informaciones
deslavazadas sobre la peli: que era belga, que aparecían unos músicos de
country (luego leí que en realidad se trata de blue grass), y que la protagonista tenía muchos tatuajes chulos. Pensaba
que la acción transcurría en EEUU, pero nada más lejos de la realidad, en
realidad el escenario es la ciudad belga de Gante. Pudimos ver la peli dos días
antes del estreno oficial español (que tuvo lugar el viernes 14 de febrero, día
de los innombrables) por cortesía de un sorteo de la revista Ruta 66. Y es que
la peli tiene mucha miga musical, de ahí la importancia de la magnífica banda
sonora de Bjorn Eriksson.
El protagonista masculino, Didier, es el
líder de una banda de bluegrass, a la
que se une la bella Elise cuando ambos se enamoran. Las canciones están
perfectamente integradas en la película, con letras que tienen que ver y
completan el desarrollo de la trama. La música es perfecta, brillante,
bellísima; se lucen las guitarras, el violín, un luminoso banjo… Un aspecto que
añade verosimilitud a la historia es que las canciones están interpretadas de
manera más que competente por los actores principales. Un ejemplo de cómo
intervienen en la trama, es la interpretación de ‘Country on my genes’, en un
momento de plena felicidad de la pareja con su niña creciendo y con la banda a
pleno rendimiento, o la preciosa ‘If I needed you’, cuando el drama cobra toda
su intensidad y a la pareja protagonista se le ha roto la vida. En relación a
la banda sonora, esto es lo que dice el director: “La música bluegrass forma parte íntegra de la historia y es la unión
intrínseca entre todos los temas de la película, tales como la vida, la muerte,
el nacimiento, Estados Unidos, la maternidad, la paternidad, la búsqueda del
consuelo, la vida después de la muerte… La música también es lo que une a la
pareja. Nos hemos esforzado para que los temas encontrasen su sitio en el guión
de forma organizada y, por lo tanto, conferirles el mayor impacto dramático
posible”.
Quiero destacar también a la pareja
protagonista, el vigoroso Didier y la amorosa Elise. Ambos se complementan en
lo que al principio de su relación parece una unión perfecta. Sin embargo la
llegada de los problemas resquebrajará la pareja y aumentará sus evidentes
diferencias; creyente ella y antirreligioso él, con posturas opuestas a la hora
de enfrentarse a la enfermedad y la muerte. Interpretados por Johan Heldenbergh
(autor como ya hemos mencionado de la obra de teatro) y Veerle Baetens,
fantásticos intérpretes que llenan de vida, brío, sensibilidad, ternura, dolor
e incluso odio a sus torturados personajes. Mención aparte merece Nell Cattrysse,
la niña que da vida a la pequeña hija de los protagonistas, Maybelle.
Otro aspecto que quiero destacar, porque
para mí añade atractivo a la película, son los preciosos tatuajes de Elise.
Cada uno tiene una historia, y muchos de ellos tapan el recuerdo de hombres que
ocuparon un lugar en la vida de la protagonista. Están diseñados por la
fantástica tatuadora belga Emy La Perla. Sin ser yo experta, diría que se
inscriben todos en el estilo old school,
os dejo más abajo un enlace donde se explica lo que significa cada uno de
ellos. Son tan bonitos que en la peli tienen su protagonismo y su espacio. La
cámara se recrea en ellos sobre el precioso cuerpo de Elise, en especial en las
escenas de sexo, donde se lucen con gran delicadeza.
Lo que menos me ha gustado es que el drama
se lleve demasiado lejos, con una vuelta de tuerca final que a mí particularmente
me sobró. También veo metidas con calzador las ideas políticas de Didier y la
crítica al gobierno de Bush, no por inoportuna, si no por obvia. También el discurso
de Didier en el teatro me chirrió un poco. Detalles, no obstante, que no
disminuyen mi entusiasmo por la película.
‘Alabama Monroe’ ha disfrutado de muy
buenas críticas a nivel internacional. Obtuvo una nominación a los Oscars en la
categoría de mejor película de habla no inglesa, premio que finalmente se llevó
la película italiana ‘La gran belleza’, de Paolo Sorrentino. Sí obtuvo, en
cambio, el Premio Cesar a mejor película extranjera y el Premio del Cine
Europeo a mejor actriz para Veerle Baetens.
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