‘Raíces y clamor’ de la juventud saharaui en busca de su tierra

9:57 a. m. Conx Moya 0 Comments

Esta entrada ha sido escrita por la periodista y escritora Conchi Moya.
Una de las muchas consecuencias que tiene la ocupación marroquí sobre el Sahara Occidental es que ha condenado al desarraigo a toda una generación de jóvenes saharauis que han nacido fuera de su territorio.
Desarraigo: Extracción de raíz de una planta o árbol. Falta de interés o lazos con el entorno en que se vive.
Los saharauis nacidos en el exilio a partir de noviembre de 1975, fecha en que se produjo el abandono español y la invasión del territorio por parte de Mauritania y Marruecos, constituyen un elevado porcentaje dentro de la población saharaui. Son jóvenes que no conocen su tierra, el Sahara Occidental, de la que se encuentran aislados por el muro de la vergüenza, que parte el territorio como si de una terrible cicatriz se tratase; una herida poblada de minas antipersona, alambradas, material bélico y miles de soldados marroquíes.
Que la vida de estos jóvenes transcurra lejos de su territorio tiene muchas implicaciones. No tienen  recuerdos de la tierra, los montes, el nomadeo, los pozos, la flora y fauna saharauis. No saben apenas de los grandes guerreros que lucharon contra las invasiones del territorio, ni de los poetas que cantaron a Tiris y a Zemmur[1]. No conocen gran partede la historia de su país. Aunque cada familia saharaui mantiene en su jaima las tradiciones, conoce el conflicto y custodia como un tesoro su cultura, es muy difícil para un niño, un adolescente, un joven, tener el sentimiento de pertenencia hacia una tierra que nunca ha pisado, una patria de la que le hablan pero nunca ha podido conocer.
Esta sensación se multiplica cuando estos niños viven en la diáspora. La enfermedad, los estudios o el traslado de su familia lleva a muchos jóvenes saharauis a vivir a lo largo de diferentes puntos del planeta. Muchos jóvenes saharauis realizan sus estudios secundarios en diferentes países del mundo, ya que en los campamentos sólo hay un incipiente programa de estudios secundarios, y de momento no se pueden cursar estudios universitarios.
No se puede negar que entre la juventud saharaui hay desarraigo, hay desesperanza, hay abatimiento, hay hastío, añoranza y falta de expectativas e ilusiones. Sólo hay que imaginar lo que supone estudiar, formarse y sacrificarse varios años para volver a una tierra prestada, donde se es refugiado y donde nada es propio, donde no se pueden desarrollar lo que se ha estudiado, no hay trabajo, no hay futuro; mientras que hay una tierra arrebatada, plena de riquezas que no se pueden disfrutar.
Aquellos jóvenes saharauis del 73, los que fundaron el Frente Polisario y llevaron a sus compatriotas de ser un pueblo nómada y beduino a transformarse en una de las sociedades árabes y africanas más cultas y avanzadas, deben tomar como tarea primordial que la juventud saharaui se encuentre con sus raíces y sea parte activa de su causa. Efectivamente la búsqueda de la esencia saharaui es tarea de cada uno de ellos, pero la saharaui es aún, por suerte, una sociedad comunitaria, donde se va mano con mano. Haberse mantenido unidos a pesar de las vicisitudes de estos cuarenta años, ha permitido al pueblo saharaui continuar la resistencia y cosechar muchos éxitos, el primero de ellos no desaparecer. En esto los jóvenes saharauis también deben recibir el abrazo, la comprensión y la ayuda de sus mayores. No nos cabe duda, lo lograrán.
La saharaui ha dejado de ser una literatura exclusivamente oral. Los proyectos para recoger el legado literario en hasania y la publicación de libros de los escritores saharauis en español, en los que se recogen muchos aspectos antropológicos e históricos del pueblo saharaui, pueden suponer una ayuda para el encuentro con sus raíces de estos jóvenes.
La juventud saharaui se organiza en los campamentos, territorios ocupados y en la diáspora en diferentes colectivos, asociaciones y ligas, con las que pretenden tomar las riendas de su futuro, colaborar con su causa, demostrar al mundo que ellos tienen mucho que decir. Concentraciones, seminarios, presencia en foros internacionales… La causa saharaui condiciona sus vidas, al igual que condiciona la vida de todo el pueblo saharaui. La causa no es para ellos una carga si no un orgullo.
Ese compromiso de la juventud saharaui se manifiesta también desde el arte. Así, la joven estudiante de periodismo Ebbaba Hameida, ha querido reflejar las vivencias e inquietudes de sus jóvenes compatriotas en el documental ‘Raíces y clamor’, según sus palabras, “un compromiso con mi pueblo”, planteado como un diálogo con sus compañeros saharauis para saber lo que ellos sienten. “Veía muy importante transmitir ese sentimiento”.
“Raíces y clamor”, es un documental sobre los jóvenes saharauis que sufren de una doble expatriación, han nacido fuera del Sahara y estudian en la diáspora. En palabras de Nicolás Calvo, director del documental, “su esfuerzo no es un esfuerzo personal, sino que está encaminado a ayudar a su pueblo, va más allá de sí mismos”.
Como afirma el joven abogado Sidi Moh Talebbuia  “Mientras siga un saharaui vivo, seguirá viva la causa”. En ‘Raíces y Clamor’ escuchamos a los jóvenes decir que “la lucha por el Sahara es un deber moral de todo saharaui”. “¿Qué es un saharaui fuera de su causa?”, se pregunta Fati Jadad en el documental. Ella misma responde, “es como una hoja arrancada de su árbol: NADA”. Porque como afirman estos jóvenes saharauis “podemos andar perdidos pero al final todos volvemos a nuestras raíces”.
‘Raíces y clamor’, dirigido por Ebbaba Hameida y realizado por Saâd Jebbour, se presentará en el FiSahara (Festival Internacional de Cine del Sahara) que se celebrará en los campamentos de refugiados saharauis entre el 29 de abril y el 4 de mayo.
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 [1] Regiones en las que se divide el Sahara Occidental. Zemmur al norte del territorio y Tiris al sur.

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