‘Sólo los amantes sobreviven’. Vampiros afortunados en el amor. Jim Jarmusch
El
maldito problema es pensar tanto en uno mismo. No te centres en tu tristeza,
disfruta de la bondad y de la amistad. Baila. Y tú eres muy afortunado en el
amor, si me permites decírtelo. Algo así dice Eve a su Adam, el artista
underground, deprimido (y vampiro) en 'Sólo los amantes sobreviven' de Jim
Jarmusch, estrenada recientemente en España y que ha costado a su autor varios
años de arduo trabajo hasta verla finalizada, y el “exilio” en Europa para
poderla rodar. Está claro que el cine actual va por otros caminos muy distintos
de los vericuetos por los que nos conduce Jarmusch, repletos de música,
literatura, arte, belleza, alta cultura, mitos y oscuridad.
En efecto, 'Sólo los amantes sobreviven' es
una película de vampiros; aunque no tanto, porque no es un film “de miedo” al
uso, y más que tratar sobre vampirismo, la película está protagonizada por unos
seres diferentes, proscritos, cultísimos y en extinción. Se trata de individuos
que viven cientos de años, sin llegar a ser inmortales porque son frágiles y
pueden morir; ya saben, a los vampiros les mata la luz del día, la bala de
plata en el corazón o la falta de sangre. Y es que la sangre, el único alimento
del vampiro, es cada vez más impura y dañina debido al descuido de los seres
humanos, esos zombies a los que tanto desprecia Adam. Olviden eso de que los
vampiros anden mordiendo a víctimas desprevenidas a las que arrebatan el
preciado elixir. Los vampiros de Jarmusch tratan de agenciarse una sangre de
total pureza, que no les dañe, que no les acabe matando. Como dice Eve eso de
morder es “tan del siglo XIX”, demasiado “animal”. Aunque si hace falta para
sobrevivir, nuestros vampiros no dudarán en atacar.
Los protagonistas, Adam (Tom Hiddleston) y Eve (Tilda Swinton), son seres
que viven en soledad, se han creado un mundo totalmente personal y a su medida,
donde apenas caben ellos dos, para esconderse de la estupidez y la brutalidad
de los seres humanos, esos “zombies” que desquician y asquean a Adam, y que
“sólo aprenden cuando ya es demasiado tarde”. En el inicio de la película ambos
se encuentran viviendo separados pero la depresión de Adam, su hartazgo de
inmortalidad y su desprecio por los humanos, hacen que Eve abandone su retiro
en Tánger y vaya al encuentro del hombre al que ha amado durante cientos de
años y a quien acude a salvar una vez más, como la mujer redentora y luminosa que
es. Sólo el amor salvará a Adam del hastío, porque “sólo los amantes
sobreviven”. Eve, pálida, de pelo rubio platino, vestida de blanco, con
pantalones ceñidos, camisetas suavísimas, níveas chupas de cuero y guantes
claros primorosos, es la luz; varios cientos de años mayor que su amante, ella
es quien tira del carro de ambos a base de amor. Él, mucho más oscuro, músico,
con aspecto de rockero de los años 70, una especie de Jim Morrison (Enrique
Bunbury debería pedir derechos de imagen al director), más joven que su esposa,
sin embargo también acumula varios siglos a sus espaldas, sólo su batín es más
que centenario. Romántico, amigo de Byron y otros malditos, es un prodigio con
la música, sin embargo hace todo lo posible por esconderse, por alejarse del
contacto y del reconocimiento. Es uno de esos creadores que se empeñan en
mantenerse en el anonimato, trabajando alejados como de la peste del mainstream.
Adam quiere permanacer resguardado, escondido en el underground del underground,
aunque lo que consigue en realidad es que le persigan con más ahínco; se va
convirtiendo en un oscuro mito y el público le busca, cercan su casa fantasma
de Detroit, donde compone, graba, y permanece encerrado, totalmente alejado de
la supuesta vida real.
El tercer protagonista es el gran John Hurt
que interpreta al literato Christopher Marlowe, ese autor inglés de quien se
dice que escribió muchas de las obras de Shakespeare. Sobre Marlowe todos son
misterios, ni siquiera se sabe cuándo ni cómo murió realmente. Jarmusch le
imagina como un vampiro de varios cientos de años, que habita en Tánger, un
cruce entre Paul Bowles y un poeta romántico; homosexual, cojo, tremendamente
culto, vive de noche una vida escondida en la decadente ciudad marroquí.
Marlowe le dice a Adam que si le hubiera conocido antes de escribir Hamlet, él
habría sido su modelo.
‘Sólo los amantes sobreviven’ es una
película sobre la decadencia. Decadencia en la mansión de Adam en Detroit;
decadencia en ese planeta que se viene abajo por el descuido y la
irresponsabilidad de los hombres y más decadencia, la de las dos ciudades
protagonistas, Tánger y en especial Detroit, en proceso de derribo y destrucción
que comenzó varias décadas atrás, a pesar de
su esplendor pasado como sede de una más que pujante industria automovilística
desde principios del siglo XX. La ciudad se convierte en otro protagonista del
film a través de los paseos nocturnos en coche que realizamos de la mano de
Adam. Vemos las fábricas abandonadas, las casas deshabitadas, las calles
vacías, los antaño esplendorosos teatros destruidos, o la casa natal del músico
Jack White, en la que curiosamente sí hay luz. Durante los años 20 del pasado siglo
la industria manufacturera y automovilística convirtió Detroit en la ciudad de
mayor crecimiento en todo EEUU. Fue cuna además de la mejor música del país, de
la Motown, MC5 y los Stooges.... ahora es una ciudad casi fantasma. “Lo que
flipa de Detroit es que está muy hecha mierda, destrozada. Está tan jodida que
es bonita, como unas ruinas romanas. Da miedo pensar que mientras uno piensa en
Detroit y sus Pistons o sus Red Wings, Motown y cuna del blues urbano, también
la ciudad se fuese a la mierda de esa manera” (De un artículo de la revista
Jot Down).
Aparte de disfrutar con la trama, las
interpretaciones o la música (algo fundamental en todos los trabajos de
Jarmusch), en la película se paladea la soberbia ambientación, los muebles, los
libros (la imagen de Eve recorriendo con los dedos los libros elegidos que se
va a llevar de viaje es de enorme belleza), o los instrumentos, como ese violín
tocado con maestría por Adam, el laúd que consigue Eve en Tánger y en especial
para mí las guitarras eléctricas antiguas, auténticas joyas que le lleva a Adam
su “conseguidor” zombie, uno de los únicos humanos con los que consiente tener
contacto. Quiero destacar la importancia del vestuario y la ambientación. La
casa y la ropa moruna de Eve en Tánger, los colores, las telas, los libros, las
paredes encaladas, los cafés. Y en especial la mansión de Adam en la destruida
Detroit. Una rememoración de la mansión de los Monsters, que se cae a pedazos,
llena de brocados, alfombras, instrumentos, mesas de mezclas, bafles,
grabadoras, y en especial ese altar de ilustres, que la cámara recorre durante
unos segundos, y donde se encuentran, enmarcados y hermanados, sus adorados Joe
Strummer, Johann Sebastian Bach, Claire Denis, Neil Young, Samuel Fuller, Hank
Williams, Billie Holiday, Christopher Marlowe, Mark Twain, Iggy Pop, Poe,
Kafka, entre muchos otros.
No puedo dejar de mencionar la magnífica
banda sonora, que acompaña o pone un más que acertado contrapunto a las
delicadas y emocionales imágenes que ha rodado la cámara del director. Música
gregoriana, árabe, rock. No se podía esperar menos de alguien como Jarmusch,
melómano más que notable, que siempre da una enorme importancia a la banda
sonora de sus películas; se dice que tiene la música en la cabeza mientras
prepara sus guiones. Jarmusch también ha formado sus propias bandas,
precisamente el pasado 2013 debutó con Sqürl, un trío con el que sacó un EP, y
que definen así su propuesta musical: “Bombos y guitarras descompuestas,
grabaciones de cassette, loops, feedback, canciones tristes de country, hip hop
ralentizado y música de películas imaginarias”.
Ellos son los responsables de la banda
sonora de 'Sólo los amantes sobreviven'. A destacar la versión de la canción de
1961 de Wanda Jackson ‘Funnel of Love’, a cargo de Madeline Follin. Otros
músicos que participan en la banda sonora son la vocalista libanesa Yasmine
Hamdan, que aparece cantando en un café en una impactante escena de la
película; o el laudista holandés Jozef Van Wissem, quien interviene en varias
composiciones.
1 comentarios:
Yupi, a ver si la encuentro para verla.
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