Poesía implicada hasta mancharse

10:22 p. m. Conx Moya 0 Comments


El poeta saharaui Ali Salem Iselmu y los compañeros de la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Alava me han invitado a presentar en Vitoria el libro de Ali Salem, el precioso "La música del siroco". Se presentó en Zaragoza el pasado mes de julio y ahora le toca el turno a la ciudad donde vive el autor. Escribí uno de los prólogos del libro editado por nuestros queridos amigos de Um Draiga en Aragón y ahora me toca hacer labores de presentación. Es la primera vez que lo hago y no sé cómo saldrá pero por Ali Salem Pirri, que lo merece y mucho, me esforzaré todo lo que pueda. Aquí tengo unas bolsas que acaba de traer Bahia de los campamentos, espero que su olor me inspire. Será el miércoles 10 en Vitoria, si aún no tenéis el libro por favor no esperéis un segundo en pedirlo aquí, merece la pena... "Mírame siempre, trata de entenderme..."



Poesía implicada hasta mancharse

Recurro a las palabras de Gabriel Celaya en su tantas veces citada “La poesía es un arma cargada de futuro” para presentar este libro de Ali Salem Iselmu, poeta saharaui de la Generación de la Amistad. Conocí a los poetas saharauis de esta generación de una manera curiosa. Viajé por primera vez a los campamentos de refugiados saharauis en el año 2000, y vine muy impresionada de lo que allí vi y viví. Buscando información sobre el pueblo saharaui en Internet me llamaron la atención unas bellas estrofas de alguien que firmaba como Ebnu. Recogí todos los versos que pude encontrar y pasado el tiempo, cuando conocí al que hoy es mi marido, se los enseñé. Resultó que Ebnu era un amigo y compañero suyo, periodista de la Radio Nacional Saharaui y poeta. Ebnu no era el único, había toda una generación de poetas saharauis que escribían en español, entre ellos Ali Salem Iselmu. Empecé a leerlos, a conocerlos y a quererlos.

Los poetas saharauis me ganaron para la causa poética, por su poesía en lucha, transmisora de un justo mensaje, servidora de una legítima causa, pero por encima de todo, una poesía con alma.

La poesía de Ali Salem es esencialmente delicada, melancólica, llena de recuerdos de su infancia en la ciudad costera de Dajla, su península amada, a la que más pronto que tarde no dudo que podrá volver a verla libre al fin, como uno de sus hijos predilectos (“Dajla, hijo tuyo soy”); de nostalgia de Cuba (“eterno hechizo, asentado sobre la Sierra Maestra”), la exuberante tierra de acogida, la buena madrastra que le cobijó en su infancia y adolescencia; de la majestuosidad de Tiris (“espejo y alma de todo ser inocente”) con sus nómadas, leyendas y dromedarios; una poesía cariñosamente celosa por preservar la esencia del Sahara sin desdeñar la mezcla con otras culturas.

Para conocer a Ali Salem, hay que compartir con él una tarde de tertulia, ante un vaso de té, en una charla sobre la actualidad del conflicto saharaui, las últimas noticias internacionales, historias de su tierra sahariana o anécdotas de su vida. Por algo es un destacado periodista y poeta, comprometido con su causa y luchador contra las injusticias.

Ali Salem Iselmu escribe sus versos en español. En español recrea sentimientos y denuncia injusticias, añora Dajla y Santiago de Cuba y, lo más sorprendente, en español rescata el perfume del desierto y las tradiciones saharauis. Los clásicos hispanos han sido referencia para varias generaciones de saharauis, que han memorizado versos de Bécquer, Espronceda o Machado en las escuelas españolas, y de Miguel Hernández, García Lorca o Nicolás Guillén en años posteriores.

Los desvelos de los saharauis por mantener el idioma de la metrópoli no se han visto nunca correspondidos. España, madrastra cruel, no sólo abandonó a los saharauis en 1975, con la triste traición que condujo a la invasión ilegal del territorio por parte de Marruecos. En estos treinta años los sucesivos gobiernos españoles han cimentado esa traición con su connivencia con la ocupación, su débil papel en Naciones Unidas, su maltrato a los saharauis a quienes no reconoce su nacionalidad a pesar de que el Sahara fue provincia española, su indiferencia a los esfuerzos saharauis por mantener el español, elemento diferenciador con el resto de países árabes.

Como la indiferencia que muestra el Instituto Cervantes, creado para la promoción y la enseñanza de la lengua española, que no destina ningún esfuerzo al pueblo saharaui: no hay cursos, becas de estudio, sedes, ayudas para la edición de libros, actividades o seminarios. Ali Salem Iselmu es, entre otros, testigo y víctima de este olvido.

Pero si la administración española no tiene en cuenta a los saharauis como pueblo hispanohablante, siempre tendrán de su lado a Latinoamérica, con quien hay fuertes lazos de hermandad. Numerosos países latinoamericanos reconocen a la República Saharaui. Miles de jóvenes saharauis obtienen becas de estudio en estos países, en especial Cuba. Es el caso de Ali Salem Iselmu, quien se licenció en periodismo en la Universidad de Santiago. Y la literatura latinoamericana está muy presente en la obra de los poetas saharauis de la nueva generación.

Me quedo con estos versos de Ali Salem, Pirri, que se han convertido en referente de esta nueva poesía saharaui,

Mírame siempre.
Trata de entenderme,
ver mi destino como el tuyo,
nunca dejes de observarme,
si lo haces habremos desaparecido.

Un llamado al mundo para que no se olvide del pueblo saharaui, para que no quede indiferente ante la terrible injusticia que se comete con ellos. La poesía como una efectiva arma de lucha pacífica.

Conchi Moya. “Poemario por un Sahara Libre”


del libro "La música del siroco", Ali Salem Iselmu, edición Um Draiga, Amigos del Pueblo Saharaui en Aragón. Zaragoza, 2008


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