Homenaje al Concierto por Bangladesh, una noche iluminada por el espíritu de George Harrison
El verano de 1971 George Harrison reunía a
un buen puñado de amigos para celebrar un concierto en ayuda a la población de
Bangladesh. Aquellas míticas actuaciones se reunieron en un disco y una
película y fueron de alguna forma inspiración para otros festivales benéficos
que vinieron después. Cuarenta y siete años más tarde (justo los que yo tengo)
una treintena de músicos españoles bajo la batuta del músico Jokin Salaverria,
celebran la música de George Harrison, nuestro Sweet Lord, en un homenaje a
aquel Concierto por Bangladesh, y cuyos beneficios se han donado al Banco de
Alimentos. Porque por desgracia en el mundo sigue habiendo desigualdades y causas
justas por las que pelear. Por mi parte albergaba un cierto miedo por cuál
sería mi reacción al escuchar esos temas míticos en la voz e interpretación de
otros músicos, pero me parecía necesario apoyar la idea, así que nos embarcamos
en la historia con mucho gusto.
Llegamos con tiempo a la madrileña Sala BUT,
donde había ya una pequeña cola en la puerta de entrada. Pronto accedimos
ordenadamente y nos encontramos con el escenario montado y una proyección del
cartel del mítico concierto celebrado en el Madison Square Garden de Nueva
York. Con apenas tiempo de tomar una cerveza y mientras el público seguía
accediendo a la sala, dio comienzo el concierto. La idea era tocar por orden todos
los temas incluidos en el disco que recoge actuaciones de los dos conciertos
que se ofrecieron entonces. Y así se dio paso a la introducción con música
hindú, tal y como se hizo entonces. Tras ser presentados y pedirnos un
respetuoso silencio para esta música “introspectiva”, los músicos Gorka Huarte
y Ander Cisneros se hicieron cargo de la tabla y el sitar.
La música india tiene mucho que ver con
este concierto. El músico Ravi Shankar habló a su amigo George Harrison de la
catástrofe humanitaria y la terrible hambruna que azotaban Bangladesh,
territorio separado de Pakistán en aquel año 1971. Para recaudar fondos le
propuso celebrar un macro concierto y Harrison lo tuvo organizado en apenas un
mes. Según parece, la fecha del 1 de agosto de 1971 fue elegida por tratarse
del único día en que estaba disponible el Madison Square Garden. Los músicos
contaron con apenas una semana para realizar las pruebas de sonido. En la
película grabada sobre el concierto se puede escuchar a un reportero preguntar
a Harrison: “Con todos los problemas que hay en el mundo, ¿cómo ha escogido
éste?”. Su respuesta fue simplemente: “Porque fui invitado por un amigo para
ver si podía ayudar, eso es todo”. Ravi Shankar y Ali Akbar Khan fueron los
primeros en tocar y su programa consistió en un recital de música india, el
llamado Bangla Dum.
Finalizada la introducción del concierto,
el bajista vasco Jokin Salaverria, organizador y alma de este homenaje que ya
se celebró hace dos años en Bilbao, daba paso a buena parte de los músicos que
intervendrían en el concierto. A esas alturas la sala ya se había llenado y
habíamos empezado a intuir que se avecinaba algo muy grande. Además de dos
teclados cubiertos de telas psicodélicas y situados a cada extremo del
escenario, al frente de uno de ellos el pianista y organista Rami Jaffee (Foo
Fighters, Wallflowers), pudimos contar varias guitarras eléctricas y acústicas,
una sección de viento, dos baterías y un coro. Y así dio comienzo un grandioso “Wah-Wah”
con Martí Perarnau de Mucho a la voz. En las imágenes que han quedado para la
historia es interpretada por un George Harrison vestido de traje blanco y
camisa naranja, con barba y pelo largo, en lo que fue su momento de mayor
popularidad tras el tremendo éxito de su triple disco en solitario “All things
must pass”. No es habitual escuchar actualmente en vivo tal despliegue de
músicos e instrumentos, la primera canción nos dejó anonadados. Le siguieron,
insisto que siguiendo el riguroso orden del disco, “My Sweet Lord”, de nuevo
con la voz de Martí y “Awaiting on You All”, interpretado por Germán Salto, dos
espirituales temas de mi beatle preferido.
Toño López, vocalista de The Soul Jackets,
hizo una potente interpretación del “That's the Way God Planned It” de Billy
Preston, el teclista al que George invitó a tocar durante las tensas
grabaciones de lo que luego sería el Let it be, último disco oficial de la
carrera de los Beatles. Cuenta la historia que la presencia de Preston ayudó a
mejorar el explosivo ambiente que rodeaba a los músicos de Liverpool en sus
últimos tiempos juntos. Toño cantó con enorme garra y desde donde nosotros
estábamos situados le encontramos gran parecido con el joven Joe Cocker de
Woodstock. Magnífico.
El músico estadounidense Chris Stills, hijo
del legendario Stephen Stills, se encargó de la versión de “It Don't Come
Easy”, canción compuesta por George para su compañero y amigo Ringo Starr. El
batería fue el único beatle que participó en el concierto, todavía las heridas
de la amarga ruptura del grupo estaban demasiado frescas. John Lennon estaba de
acuerdo en participar pero sólo en el caso de que se invitara formalmente a
actuar a Yoko Ono, cosa que no sucedió. Paul McCartney, por su parte, se excusó
afirmando que aún era demasiado pronto para una reunión de los Beatles. La
canción, editada en abril de 1971, fue uno de los grandes éxitos de Ringo. Hay también
una versión demo de George, que a mí personalmente me gusta mucho. Harrison
intervino en la grabación de este tema para el disco “Beaucoups of Blues”, tocando
la guitarra.
Le siguieron dos canciones insignia de
George, la preciosa “Beware of Darkness” de su primer disco en solitario y, en
la voz del cantante y guitarrista castellonense Junior Mackenzie, la mítica
“While My Guitar Gently Weeps”, que compuso para el “Álbum Blanco” de los
Beatles, una de sus canciones más conocidas, valoradas y versionadas. Para su
grabación invitó a participar a su amigo Eric Clapton, en lo que fue la primera
colaboración de un músico de rock en un álbum de los Beatles. Volviendo al concierto
de 1971 la presencia de Eric Clapton fue un empeño personal de Harrison, como
forma de ayudar a su amigo que pasaba un momento muy delicado por su adicción a
la heroína. Su presencia estuvo en la cuerda floja hasta poco antes del
concierto y supuso la primera vez que Clapton tocaba en público desde que abandonó
cinco meses atrás la gira con Derek and the Dominos.
Comenzaba entonces uno de los momentos más
energéticos del concierto, con la presencia del gran Miguel Pardo de Sex
Museum, que cantó con garra y carisma “Jumpin' Jack Flash” de los Rolling
Stones y “Youngblood” de The Coasters, interpretados en su momento por Leo
Russell, músico estadounidense de larga melena rubia, muy popular en aquella
época.
Dando paso a una parte más acústica
comenzaron los temas de Bob Dylan, amigo íntimo de George y con quien formaría
parte en los 90 de los míticos Traveling Wilburys. Llegaba así un momento de
gran emoción para parte del público presente, de todas las edades debo decir. Guardo
la imagen de una señora encaramada en uno de los asientos cantando con los ojos
cerrados todas las canciones de Dylan. Las versiones corrieron esta vez a cargo
de José María Guzmán, integrante de Cadillac y de los históricos Cánovas,
Rodrigo, Adolfo y Guzmán, el cantautor Iñigo Coppel y el estadounidense Jonny
Kaplan, líder de los Lazy Stars, quienes se encargaron de emular al gran Bob
Dylan en temas como “A Hard Rain's A-Gonna Fall”, “It Takes a Lot to Laugh, It
Takes a Train to Cry”, “Blowin' in the Wind”, “Mr. Tambourine Man” y “Just Like
a Woman”. Los tres estuvieron acompañados a la guitarra por Julián Kanevski
(Tequila, Calamaro). La intervención de Dylan en el Concert for Bangladesh
supuso su primera actuación desde el Festival de Wigth de 1969.
Los preciosos temas y la pasión puesta en
las espléndidas interpretaciones, junto con las imágenes proyectadas de fotos
del mítico concierto y un Jokin Salaverria cuya imagen recuerda al
George Harrison de aquella época, habían disparado ya nuestra emoción. Aurora
García, de Aurora & The Betrayers, que realizó toda la noche un maravilloso
trabajo vocal acompañando en los coros, se encargó de una poderosa versión soul
de “Something”, una de las más hermosas canciones de amor de todos los tiempos.
Una auténtica belleza que ya dolía, en especial en la parte instrumental,
al recrearse el solo de guitarra de la canción, a cargo de Javier Rubio. Precioso. Y ya para finalizar los temas del
disco, Toño López volvió al escenario para interpretar “Bangladesh”, “Where so
many people are dying fast/ And it sure looks like a mess / I've never seen
such distress”, el tema compuesto por Harrison y lanzado aquel verano de 1971
como forma de recaudar fondos para los refugiados de aquel país. Una
interpretación de enorme nivel vocal la de Toño, que puso un brillante broche
al concierto.
Un vez terminados los temas del disco,
llegaba el momento de los bises, donde se interpretaron otras canciones
compuestas por George Harrison tanto de su etapa beatle, “If I needed someone”,
como de su etapa en solitario. Así Sara Iñíguez, cantante de Rubia, en los
coros durante gran parte del concierto, interpretó la magnífica “What Is Life”,
o Nina de Juan, del grupo Morgan, cantó la preciosa “Give Me Love (Give Me
Peace On Earth)”, del segundo álbum en solitario de George Harrison.
Otros músicos que estuvieron en aquel
Concierto por Bangladesh de 1971 fueron Klaus Voormann, al bajo, amigo de los
Beatles de su época en Hamburgo y autor de la portada de “Revolver”; el batería
y percusionista Jim Keltner, que trabajó en discos en solitario de varios beatles
y dos décadas más tardes participó en los discos de los Traveling Wilburys; además
contaron con una sección de vientos conducida por Jim Horn, Carl Radle, Jesse
Ed Davis, Don Preston y un coro dirigido por Don Nix. Del concierto madrileño
también debemos nombrar a Iñigo Bregel, Jorge Martínez o el batería Roberto
Lozano 'Loza' (Los Coronas, Sex Museum y Corizonas)
El concierto homenaje, aprobado y legitimado
por la familia Harrison y destinado al Banco de Alimentos de Madrid, finalizaba
con una nueva versión de “Wah-Wah”, ya con todos los participantes y que
nosotros vimos desde el lateral del escenario.
Aquel agosto de 1971 me faltaban justo dos
meses para nacer. En cualquier caso estar en un concierto como aquel habría sido algo así como ciencia ficción. La de la noche del 1 de diciembre ha resultado una de las
experiencias musicales más increíbles, emocionantes y exuberantes que hemos
tenido la suerte de presenciar. Unos músicos de enorme nivel y en estado de
gracia, inspirados por el espíritu del gran George, que sin duda nos acompañó.
Yo así lo sentí en algunos momentos. Gracias por la música.
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